
Semana Santa
Así es la histórica iglesia de Ferrol que reabre sus puertas en Semana Santa tras siete años de restauración
El templo ha reabierto sus puertas tras más de un lustro de obras para devolver su esplendor a uno de los iconos religiosos y patrimoniales de la ciudad

La Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, ubicada en la emblemática plaza de Amboage de Ferrol, ha reabierto sus puertas tras más de siete años cerrada al culto por graves daños estructurales. El templo, que forma parte del corazón religioso e histórico de la ciudad, vuelve a ser accesible gracias a una restauración impulsada por la Xunta, la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, el Ayuntamiento y las aportaciones de los fieles.
La iglesia fue construida en el siglo XVIII por la antigua Congregación Servita de los Dolores. Fundada en 1750 en el oratorio del Cristo de los Navegantes en Ferrol Vello, la congregación trasladó su actividad a la capilla de San Roque en 1762, debido al mal estado de su sede original. Poco después, en plena efervescencia urbanística de la ciudad departamental, decidió levantar una nueva iglesia en la recién diseñada Magdalena. La ubicación elegida fue una de las plazas occidentales, que pasaría a llamarse plaza de Dolores, hoy conocida como plaza de Amboage.

El proyecto fue encargado al arquitecto Antonio de Bada y Navajas, aunque los incesantes problemas financieros y diferencias en la ejecución llevaron a su abandono del proyecto en 1775. No obstante, en 1782 la imagen de la Virgen de los Dolores fue trasladada al nuevo templo, aun sin finalizar. Desde entonces, la iglesia ha sido sede de la Cofradía de los Dolores y escenario de importantes momentos religiosos de la ciudad, incluyendo su Semana Santa.

Durante el siglo XIX, la iglesia sufrió un prolongado cierre de 30 años, periodo durante el cual fue sometido a varias remodelaciones. Ya en el siglo XXI, el 14 de febrero de 2017, tras la misa del Miércoles de Ceniza, el Obispado decidió cerrar nuevamente el edificio debido al agravamiento de sus daños estructurales. Las imágenes sagradas fueron entonces trasladadas a la Concatedral de San Julián.
La restauración ha devuelto la funcionalidad y el esplendor a esta iglesia de una sola nave en cruz latina. Ahora, el templo se integra en la Unidad Pastoral de Atención (UPA) del Centro de Ferrol y abrirá sus puertas para la oración personal y la Eucaristía los sábados, con la colaboración de voluntarios que facilitarán el acceso a este espacio tanto como patrimonio histórico-artístico como lugar de recogimiento espiritual.
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