
Turismo
Así es la playa de Galicia que nació de un vertedero y hoy brilla como un mosaico de cristal
Se trata de un rincón único en la Costa da Morte donde la erosión del mar ha convertido antiguos residuos en una joya natural

En Galicia, el mar esculpe paisajes, guarda secretos y, a veces, convierte los errores, o el mero paso de la historia, en diminutas maravillas. Así ocurre en Laxe, una villa de la Costa da Morte donde una antigua cala situada junto al cementerio se ha transformado en uno de esos rincones difíciles de imaginar o de creer: la Praia dos Cristais (Playa de los Cristales).
Este pedacito de arena y roca se ha convertido, con el tiempo, en una especie de testimonio de la acción del mar sobre los hombres transformando, lo que en su día fue una especie de sumidero de desechos en un mosaico de luz y de color.
Hace décadas, en esta zona del norte de la provincia de A Coruña, existía un vertedero donde se tiraban botellas y otros recipientes de vidrio. El mar, incansable, fue recogiendo aquellos restos y, a golpe de marea, los devolvió pulidos y transformados. El resultado es una playa recubierta por millones de fragmentos de cristal suavizados por la erosión, que hoy relucen como cuentas de colores entre la arena y las conchas.
Los vecinos la conocen desde hace años como Areal dos Botiños -nombre que hace referencia a los arroaces, una especie de delfín común en las rías gallegas-, pero su fama ha crecido desde que comenzó a conocerse como Praia dos Cristais.
La particular estampa es inmortalizada cada año por turistas después de que saltase definitivamente a la fama con series como Mareas Vivas, rodada en este entorno.
Camiño dos Faros
La Praia dos Cristais forma parte también de una de las rutas de senderismo más espectaculares del noroeste peninsular: el Camiño dos Faros. Concretamente, se encuentra en la cuarta etapa del recorrido, que atraviesa paisajes de dunas, acantilados, castros y faros a lo largo de 200 kilómetros entre Malpica y Fisterra.
El sendero bordea en este tramo el cementerio y conduce hasta la Ensenada da Baleeira y el Peñón de Soesto, pasando por esta cala donde la naturaleza ha cincelado cristales como si fueran gemas.
Pero no todo son luces. La popularidad del lugar también ha traído desafíos. Pese a la presencia de carteles que prohíben expresamente recoger los cristales, todavía hay quien se lleva ‘recuerdos’ en el bolsillo.
Hoy, la playa lucha por preservar su singularidad. La vigilancia se ha intensificado, pero los vecinos insisten en que la mejor defensa es el respeto. Porque lo que un día fue vertedero y después se convirtió en obra de arte natural, podría desaparecer si no se cuida.
✕
Accede a tu cuenta para comentar