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Estos son los apellidos castellanos que puedes restituir a su forma gallega original
La Real Academia Galega activa un buscador con más de 6.000 apellidos, el 95% de la población de Galicia, para facilitar esta labor

La palabra técnica es ‘deturpación’, un vocablo que, aunque suena de modo abrupto, resulta mucho más digerible que ‘deformación’ o ‘afeamiento’. Lo cierto es que a comienzos del siglo XVI Galicia comenzó con esa denominada deturpación de los apellidos autóctonos, cuando el idioma local fue desplazado del lenguaje escrito.
“Fue un proceso anárquico, en el que formas como Méndez o Mariño se mantuvieron prácticamente sin alteraciones mientras otras cómo Outeiro fueron muy castellanizadas. En el censo hay registrados casi 40.000 Otero y apenas 300 Outeiro”, explica Ana Boullón, académica y coordinadora de la Guía de apelidos galegos que acaba de activar la Real Academia Galega para facilitar la restitución de las formas originales a todos aquellos que lo deseen.
Esta herramienta digital está orientada a hacer más sencillos los trámites del proceso. Para ello, la Guía ofrece un buscador que suma más de 6.000 apellidos. La cifra, que suelta no dice demasiado, supone una cobertura del 95% de la población gallega.
Sobre esta base, la web facilita tanto el conocimiento de la forma original de cada apellido como los pasos para su restitución legal, al permitir descargar un informe acreditativo del Seminario de Onomástica de la RAG que certifica cuál es la forma correcta.
“Aunque solo un 16 % de los apellidos gallegos han sido castellanizados, muchos de ellos pertenecen a familias muy numerosas, lo que aumenta su visibilidad e impacto social”, explica Boullón.
Entre los afectados figuran distintos apellidos, como Martís, Afonso o Lourenzo que, con el paso del tiempo y de los siglos se convirtieron en Martínez, Alfonso o Lorenzo. Asimismo, se han documentado otro tipo de transformaciones como el mencionado Outeiro, que en muchos casos pasó a registrarse como Otero.
En esta línea, muchos de esos apellidos que hoy figuran como castellanos son formas adaptadas desde el gallego. Se incluyen aquí numerosos casos como Teixeiro, Seixo, Soutelo o Goiáns, que en muchos registros oficiales han aparecido como Teijeiro, Seijo, Sotelo o Goyanes. También se han castellanizado otros apellidos de origen patronímico como Regueira, registrado en muchas ocasiones como Reguera, o Neto, convertido a Nieto.
Asimismo, explica la RAG, la guía ofrece referencias sobre la escritura correcta de los apellidos en gallego, buscando evitar confusiones con grafías provenientes de la castellanización. Por ejemplo, formas como Araújo, Feijoo, Janeiro o Justo en realidad tienen su origen en una ortografía castellanizada y sus equivalentes normativos en gallego serían Araúxo, Feixoo, Xaneiro y Xusto.
Inscripciones oficiales
Tras el arranque de ese proceso de deturpación en el siglo XVI, la modificación de los nombres se intensificó con la generalización de los registros eclesiásticos y, más tarde, con los registros civiles.
La adaptación a la ortografía castellana dependía muchas veces de los escribanos y de las instituciones encargadas de la inscripción de la población en los documentos oficiales. “Por ejemplo, la diócesis de Tui fue una de las más activas en la castellanización de los nombres, lo que ha dejado un impacto notable en los registros históricos”, apunta Boullón.
La nueva Guía de apelidos galegos amplía de forma considerable la primera edición publicada por la RAG en 2016, que apenas incluía 1.500 apellidos. Sobre esta base, se aspira a que la herramienta sirva de base para el futuro Dicionario de apelidos galegos, una obra que ofrecerá información detallada sobre la etimología y la distribución geográfica de cada apellido, además de documentar su evolución histórica.
En el desarrollo del proyecto han colaborado la Xunta de Galicia y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
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