Gastronomía
Galicia y su manjar de 400 millones de años
La Fiesta de la Lamprea Seca de Arbo revive este fin de semana la historia de un producto único que se puede elaborar de diferentes formas
Galicia es muchas cosas: es historia, es arte, es cultura, es mar y también costa, praderas y montañas. Y es también gastronomía. Una tierra en la que se pueden vivir algunas experiencias culinarias difíciles de olvidar, ya sea formando parte del ritual que se sigue antes de beber su famosa queimada, degustando el famoso pulpo á feira, o conociendo el trabajo de percebeiros y mariscadores.
Opciones múltiples y diferentes que, a lo largo del año y del verano, dan vida a multitud de eventos gastronómicos. Uno de los más célebres es la Fiesta de la Lamprea, de Arbo (Pontevedra), que se celebra en abril, en plena temporada alta de un pez cuya historia remonta 400 millones de años, y que tiene su ‘remake’ en pleno agosto con la Fiesta de la Lamprea Seca, una especie de prolongación con la que seguir degustando un manjar que, a lo largo de los años, ha cautivado paladares históricos como los de Álvaro Cunqueiro, o Celso Emilio Ferreiro.
La primera Fiesta de la Lamprea Seca tuvo lugar en 1996 con un doble objetivo: dar continuidad a la promoción de esta delicia gastronómica que hace de Arbo la ‘Capital Mundial de la Lamprea’, y poner en valor otras formas de preparar la lamprea fuera de temporada y que permiten degustarla todo el año.
Así, este fin de semana, y a diferencia de la edición de abril, vecinos y visitantes disfrutarán de una elaboración diferente seca y ahumada.
Un dinosaurio acuático
Porque hay muchas formas de disfrutar de este ejemplar único, una especie de dinosaurio acuático que conforma un pedacito de cultura gastronómica gallega. El pescado más primitivo y, probablemente, el más feo, cuya apariencia, un cuerpo cilíndrico sin escamas y un color gris y amarillo, es distinta a la del resto de especies.
Su consumo, no obstante, no resulta tan antiguo como su origen. Comenzó a degustarse en la Antigua Roma, en los siglos I y II, estando considerada ya entonces como un bocado exquisito. En aquella época se empleaba también como método de tortura: se las depositaba en grandes cubos de agua en los que se introducía al preso para que le chupasen la sangre.
La lamprea se reproduce en el río, crece en el mar y vuelve al río. Ya desde antiguo, los pescadores del Miño, en la comarca de la Paradanta y más en concreto en Arbo, la capturaban gracias a las denominadas ‘pesqueras’, unas construcciones de piedra habilitadas en mitad del río que hoy se configuran como un símbolo de la cultura de esta región.
Desde Arbo y hasta el embalse de Frieira se localizan alrededor de 250 ‘pesqueras’, algunas todavía originales de la época romana. Su explotación está concesionada, heredándose de padres a hijos, estando autorizada su pesca en los primeros meses del año.
Una labor, la de la pesca, que se realiza por las noches, momento de actividad de la lamprea, que con la luz del día tiene a inmovilizarse. En cada ‘pesquera’ pueden lograrse por temporada entre 30 y 40 piezas que pesan alrededor de un kilo y de las que se aprovecha todo a excepción de la boca, la hiel y los intestinos.
El aspecto del plato con la lamprea cocinada en su sangre, que resulta la manera más popular, puede resultar poco atractivo a la vista. Pese a todo, constituye un delicioso producto gastronómico.
Aprovechando la temporada de la lamprea, de enero a abril, la fiesta gastronómica de la lamprea se celebra en Arbo desde 1960. Vinos del Condado, música de gaitas y de la banda municipal acompañan la degustación bajo las carpas instaladas por la organización. Y, por supuesto, bares y restaurantes de la localidad ofrecen lamprea en abundancia.
Una celebración que ahora se repite con otro estilo culinario y el mismo fin: seguir disfrutando de un manjar con 400 millones de años a su espalda.
✕
Accede a tu cuenta para comentar