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Enología

¿Por qué el cuello de las botellas de vino siempre es estrecho y alargado?

La enología ha llegado hasta un punto de “profesionalización” que no permite que ningún elemento alrededor del vino quede sujeto al azar

Vino
Todos los elementos que forman la estructura de una botella de vino tienen su razón de ser | Fotografía de archivoVinoVino

Quienes no se resisten ante la tentación de acompañar cada comida con una copa de vino, seguramente se hayan preguntado en algún momento de su vida por qué las botellas de vino tienen siempre la misma forma y por qué, independientemente del material del que estén hechas o del tipo de vino que contengan, siempre son cuellos largos y alargados.

La práctica hace al maestro

La realidad es que todos los elementos que forman la estructura de una botella de vino tienen su razón de ser. Al fin y al cabo, el vino es uno de los elementos más significativos y perennes de las culturas mediterráneas. Y después de tanto tiempo, se han hecho muchas adaptaciones en su elaboración y en su comercialización, para dar con la fórmula perfecta que permita ofrecer la mejor calidad del producto.

Sí que es cierto que todavía quedan algunas cosas por mejorar. Por ejemplo, está demostrado que el vino se conserva mejor cuando las botellas son de un mayor tamaño que las típicas botellas de vidrio de 75cl. Pero -en general- podemos decir que la enología ha llegado hasta un punto de “profesionalización” que no permite que ningún elemento alrededor del vino quede sujeto al azar.

La enología ha llegado hasta un punto de “profesionalización” que no permite que ningún elemento alrededor del vino quede sujeto al azar | Fuente: EFE/Alejandro García
La enología ha llegado hasta un punto de “profesionalización” que no permite que ningún elemento alrededor del vino quede sujeto al azar | Fuente: EFE/Alejandro GarcíaAlejandro GarcíaAgencia EFE

Y uno de los elementos más llamativos y más representativosde la forma de las botellas de vino es su cuello. Es decir, la parte del recipiente que une la “boca” con los “hombros” del mismo. Curiosamente, todas las botellas de vino tienen un cuello bastante más estrecho y alargado que los de otro tipo de bebidas alcohólicas, o las de los zumos, el agua o los refrescos.

Donde suelen aparecer las mayores diferencias estructurales en este tipo de botellas es en los “hombros”, es decir, donde la botella se ensancha. Diferentes tipos de vino tienen diferentes tipos de hombros. Por ejemplo, las botellas de vino tinto suelen tener unos hombros más angulados que las de los espumosos, que tienen una forma mucho menos pronunciada. Sin embargo, cuando hablamos del cuello de la botella, este siempre se mueve entre los 5 o 6 centímetros.

¿Por qué tienen esta forma?

El primer motivo es permitir la contracción y la expansión del volumen del vino, que puede provocarse debido a los cambios de temperatura. Evidentemente, nunca es recomendable que el vino se conserve fuera del rango de los 14 a los 16º centígrados. Pero siempre es conveniente que se mantenga un pequeño espacio entre el líquido y el tapón, que permita que el vino aumente un poco su tamaño sin que aumente también la presión a la que se le somete al vidrio... lo que podría provocar que la botella se rompiese.

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Otro motivo tiene que ver con la forma en la que lo servimos. El hecho de que el cuello y la boca de la botella sean tan estrechos permite que el vino se sirva gradualmente, sin que el líquido “choque” con la copa y se introduzca aire en el vino. Esto favorece que mantenga todo su aroma, su textura y -sobre todo- su sabor.