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Gastronomía
La creatividad de Jordi Roca y Ale Rivas metida en un bikini
La diversión entre panes está servida. Jordi Roca y Alejandra Rivas, quienes llevaron a la calle los postres de El Celler de Can Roca en versión helada, inauguran en Gerona un concepto en el que traspasan la frontera hacia el mundo caliente y salado en cuatro sándwiches
El objetivo es hacer evolucionar Rocambolesc. Esa ventana a pie de calle del mundo dulce de El Celler de Can Roca en la que, desde hace once años, sirven en un cucurucho su pasión por los hedados, a día de hoy de sabores más complejos. Con la apertura de Rocalbolesc Bikinería “reflexionamos sobre los límites de la creatividad y atravesamos la frontera del mundo frío al caliente y del dulce al salado sin perder la eesencia de una identidad propia”, dice Jordi.
¿Cómo es posible que el mejor postrero del mundo imprima su rocambolesca creatividad en un sándwich? Lo es: “Piensa que en un sándwich cabe todo. Incluso, viajes y memorias”, añade al tiempo que nos explica que para redondear el bocado la receta del pan es suya, porque que éste sea bueno es clave. En definitiva, se trata de uno “fino, esponjoso, de burbujas pequeñas y crujiente”, asegura.
El objetivo es generar felicidad a quien disfruta un bocado aparentemente sencillo, pero con un juego de sabores en el que cada ingrediente está muy seleccionado para obtener los resultados deseados y para que cada bikini sea especial.
Son cuatro a elegir. El de jamón y queso clásico se degusta con un prosciutto riquísimo, que compran a un proveedor italiano, mientras que el vegetariano lleva una delicada berenjena al horno acompañada de mozzarella fresca, de Gerona, y aceite de trufa. Igual de sorprendentes son el iberico, con jamón, mozarella y trufa, y el de pastrami. “Cuando en El Celler se hace pastrami y sobra Jordi, a veces, lo trae a casa”, cuenta Ale. Todos se armonizan con el zumo natural de manzana, gracias a la colaboración con IGP Poma de Gerona, y su precio oscila entre los 5,50 y los 7 euros. Y, a pesar de que sea un entre panes que encontremos, buenos y malos, entre la propuesta de numerosos establecimientos, prefieren no aventurarse a hablar si son tendencia. Porque lo que sí que es cierto es que son una delicia económica a comer hasta sin hambre.
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