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Bebidas

Para mí, es mejor que la sangría y arrasa a cualquier bebida veraniega

Cuando el calor aprieta, todos buscamos algo que nos refresque de verdad

Una jarra de sangría
Una jarra de sangríaPixabay

Aunque la sangría o la cerveza sean protagonistas del verano español, hay una bebida que, para muchos, supera a todas las demás en sabor, frescura y beneficios para la salud. Y lo mejor: puedes prepararla en casa, sin azúcar y sin alcohol.

Con la llegada del verano, es casi un ritual: terrazas llenas, hielo en los vasos, y una sangría bien fría o una caña para combatir el calor. Sin embargo, aunque estas bebidas sean populares, no son las más eficaces para hidratarse. De hecho, su contenido alcohólico puede tener el efecto contrario. Para quienes buscan una opción realmente refrescante, saludable y versátil, hay una alternativa que destaca por encima de todas: el agua, en todas sus formas, y especialmente las preparaciones caseras a base de infusiones frías y frutas naturales.

El agua, con un giro veraniego

Pocas cosas calman la sed como el agua. Pero para quienes quieren algo más de sabor sin renunciar a la hidratación, el agua puede transformarse fácilmente en una bebida espectacular con solo unos pocos ingredientes naturales. Rodajas de limón, pepino, fresas, hojas de menta o albahaca, e incluso un toque de jengibre, convierten un vaso de agua en una bebida aromática y muy refrescante.

Estas aguas saborizadas no contienen azúcares añadidos, no provocan picos de glucosa y tienen cero alcohol. Son ideales para mantener el cuerpo fresco y activo durante las jornadas de calor. Además, pueden prepararse en grandes cantidades y conservarse en la nevera, listas para disfrutar en cualquier momento del día.

Infusiones frías: el nuevo clásico del verano

Otra bebida que arrasa —y no es para menos— son las infusiones frías. Ya sea té verde, rooibos, manzanilla o hibisco, todas ellas pueden convertirse en refrescos saludables si se preparan con antelación y se sirven con hielo. Muchas de estas infusiones aportan antioxidantes, tienen efectos digestivos o relajantes, y son muy fáciles de preparar.

Por ejemplo, el té de hibisco (también conocido como agua de Jamaica) tiene un sabor ácido similar al arándano, es naturalmente rojo y posee propiedades antiinflamatorias. El rooibos, sin cafeína, es ideal para toda la familia, y el té verde, con sus conocidos beneficios antioxidantes, también puede tomarse frío sin perder eficacia.

El café frío: una sorpresa hidratante

Sí, el café también cuenta. Durante años se pensó que tenía un efecto deshidratante, pero investigaciones recientes demuestran que el café, en cantidades moderadas, no solo no deshidrata, sino que puede contribuir a la hidratación general del organismo.

Versiones como el cold brew, el café helado con leche vegetal o incluso un espresso doble con hielo pueden ser alternativas refrescantes, energéticas y perfectamente compatibles con una dieta equilibrada. Eso sí, siempre mejor sin azúcar ni siropes añadidos.

¿Y la sangría?

Claro que la sangría tiene su encanto: es festiva, sabrosa y se asocia a momentos sociales. Pero contiene alcohol, azúcar y frutas que pierden gran parte de su valor nutricional una vez sumergidas en vino. Es perfecta para una ocasión puntual, pero no para hidratarse ni como bebida de consumo diario durante el verano.

El alcohol, además de ser un diurético, interfiere con la regulación de la temperatura corporal, y puede favorecer la deshidratación. Lo mismo ocurre con los refrescos azucarados, que aunque estén fríos y sean burbujeantes, tienen un impacto negativo en la salud si se consumen con frecuencia.

Bebidas que cuidan y refrescan

La clave está en elegir bebidas que ayuden al cuerpo a mantenerse fresco sin sobrecargarlo. Preparar aguas con frutas, infusiones frías o cafés helados no solo es fácil y económico, sino que permite experimentar con sabores y texturas. Se pueden combinar frutas como sandía, melocotón, lima o kiwi con hierbas como romero, lavanda o tomillo, logrando así bebidas tan sofisticadas como refrescantes