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Paloma Cuevas se sincera a Carmen Lomana: “El desencuentro se produjo por las largas ausencias de Enrique”
Ella le pedía más tiempo con la familia, se quejaba de que pasaban cumpleaños y fechas señaladas en las que él estaba ausente
En general las personas somos muy dadas a hacer juicios de valor sobre cualquier tema de actualidad, conozcamos el asunto a fondo o no. Nos dejamos llevar por lo que nos parece lo más lógico o bien resumiendo diferentes opiniones que leemos o escuchamos en medios de comunicación. Esta locura de opiniones, dimes y diretes es lo ocurrido con la separación del matrimonio Ponce-Cuevas, que está de máxima actualidad y se ha convertido en el folletín del verano. Es difícil y absurdo querer analizar, casi desmenuzar, el por qué una pareja decide poner fin a un matrimonio de 24 años, y más absurdo es hacer de adivinos sobre desde cuándo empezaron las desavenencias, o si un tercero, en este caso tercera, fue la culpable de esa decisión. Nunca me ha gustado opinar sobre la vida y los sentimientos de las personas y mucho menos si son amigos muy queridos, pero lo hice.
Ayer recibí una llamada muy esclarecedora, en la que una de las partes, Paloma, me contaba que el desencuentro fue motivado por las largas ausencias de Enrique debido a su profesión que le apasionaba por encima de cualquier otra cosa. Ella le pedía más tiempo con la familia, se quejaba de que pasaban cumpleaños y fechas señaladas en las que él estaba ausente. Para Paloma, la familia es lo primero, siempre pensó que a estas alturas de su vida Enrique Ponce, el maestro, uno de los toreros más grandes de los últimos tiempos, ya estaría pensando en retirarse, pero no fue así. Enrique está en pleno éxito de su carrera como matador, ha tenido tardes sublimes en las últimas temporadas, creo que la retirada de los ruedos no forma parte de sus planes.
Todos sabemos que la vida de la mujer de un torero no es fácil, precisamente por las largas ausencias de la temporada americana después de hacer las ferias en España que empiezan en Fallas de Valencia y terminan en octubre con el Pilar. Nada produce más morbo a muchas mujeres que un torero; son personajes legendarios por su valentía, por esa mística que los rodea. Siempre están siendo tentados por bellas mujeres que revolotean a su alrededor, diciéndoles solo cosas bonitas. En contrapunto con el día a día de su vida familiar. La noticia de esta separación que tanto nos asombró a todos, por lo visto no salió de ellos. Alguien la filtró. Cierto es que se estaban dando un tiempo de reflexión, que su convivencia era estupenda, incluso antes del confinamiento salieron muchísimo a restaurantes de moda en Madrid, solos y con amigos según me cuentan. Resumiendo; parece que les pilló a contrapelo y por sorpresa... Lo extraño es que si fue algo tan inesperado cómo se entiende que Enrique Ponce, hombre muy medido para sus cosas, fuese capaz de llamar a un programa para defender a su nueva pareja, Ana Soria, diciendo lo ilusionado que estaba con ella. Algo no me cuadra en esta historia. Me limito a contarles otra versión.
Espero que los dos, Paloma y Enrique, sean felices con sus nuevas vidas, porque la vida en realidad son etapas, unas terminan y otras empiezan, a pesar que a veces nos cueste aceptar la realidad.
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