Crónica
Los sábados de Lomana: La selección española perderá por culpa de la vacuna
No sé si es la euforia post Covid o que el aletargamiento de estos meses ha hecho que no haya cabeza buena entre nuestros dirigentes, ya sean del deporte o de la política. No paramos de mejorar. ¿Quién se encarga de tomar las decisiones? Una cosa es que España aparezca casi irrelevante y otra muy distinta que se rían de nosotros. Al Gobierno le ha dado un ataque de magnanimidad con los golpistas indepes dándoselas de buenos y no guardando rencor a estos pobres catalanes que juegan a separatistas, pero al final, «pelillos a la mar». Eso no tiene importancia, lo único que le interesa al señor Sánchez es no perder el apoyo de Esquerra Republicana en el Congreso para seguir haciendo trapicheos y cambalaches sin dar explicaciones, como en el caso de las maletas de Nelcy Rodríguez y su encuentro con el ministro Ábalos. El caso es escurrir el bulto y quedarse un rato más en el poder aunque eso signifique que en nuestro país se abran cada vez más heridas. Ay, España. Nuestra gran representación deportiva anda como pollo sin cabeza, porque ¿qué me dicen ustedes del numerito de la vacunación a la selección? Estos chicos que la conforman deberían estar ya vacunados desde hace veintiún días, que es lo que se calcula que tarda nuestro organismo en generar inmunidad con los suficientes anticuerpos. ¡Pues no! Se han pasado todo este tiempo discutiendo tonterías sobre si era ético o no vacunarles cuando hay tanta gente esperando. Esto sí que es un guion digno de Berlanga del que ahora se cumple su centenario. Una pena que ya no está entre nosotros porque hay material de sobra para continuar su serie de «La escopeta nacional» con el marqués de Leguineche al frente. Ya no se hacen películas ácidas con esa elegancia. ¡Claro que había que haberlos vacunado! Pero a su tiempo, no ayer para jugar el lunes, que lo más probable es que algunos padezcan los efectos secundarios del suero... Cansancio, sueño y, en el peor de los casos, algo bastante habitual, fiebre y problemas intestinales. Por otro lado, ya tienen una coartada si pierden: echarle la culpa a la vacuna. Tal como yo veo a la Selección, capitaneada por Luis Enrique de una forma un tanto peculiar, un tanto descacharrada, será lo más probable. Lo que no tienen en cuenta es que detrás de un equipo hay millones de españoles ilusionados tras un año terrible deseando ver a sus jugadores en esta vuelta a la normalidad a medias. ¿Quién ha tenido la genial idea? Seguro que seguirá en su puesto cobrando del erario público.
Hay otro tema que solo quiero tocar de puntillas por el enorme dolor que me produce y que no puedo quitarme de la cabeza, como la mayoría de los españoles. La muerte (asesinato) a manos de su padre de las dos preciosas niñas de Tenerife. Solo verlas producía enorme ternura y cariño. No puedo imaginar el sufrimiento de su madre, Beatriz, que mostró una entereza y una dulzura hacia ellas admirable con la esperanza siempre de que seguían vivas en alguna parte. Yo soy de las que también estaba segura de que ese monstruo de padre no podía hacer algo tan terrible. ¿Hasta dónde puede llegar el rencor, el odio y la venganza de una persona hacia la que fue su mujer para infringir ese dolor? No tengo palabras. Solo puedo rezar por esa madre para que tenga la suficiente fortaleza para poder soportarlo.
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