Opinión

El diario de Amilibia: Elecciones cada mes o dos meses, porfa

Pero qué bien nos lo pasamos con los comicios, la fiesta de la ilusión. Con lo necesitados que estamos de utopías

Mitin de cierre de campaña de Vox en la plaza de San Pablo de Valladolid
Mitin de cierre de campaña de Vox en la plaza de San Pablo de ValladolidPHOTOGENIC/IVÁN TOMÉ - EUROPA PRESSPHOTOGENIC/IVÁN TOMÉ - EUROPA PR

Casado dijo aquello de «es el PP o el caos». Recuerdo aquel magnífico chiste de «Hermano Lobo». El líder se asoma al balcón y le grita al pueblo: «¡O nosotros o el caos!». El pueblo responde a coro: «¡El caos, el caos!». Y entonces el líder responde: «¡Es igual, también somos nosotros!». En la política se puede contradecir a la ciencia y ser todo a la vez. Pero qué bien nos lo pasamos con las elecciones, la fiesta de la ilusión. Con lo necesitados que estamos de utopías. Deberían celebrarse cada mes o dos meses, a más tardar. Ay, la alegría de los mítines como verbenas multicolores en las que nos prometen que se va a arreglar lo de la España vaciada, la factura de la luz, la inflación, el paro y la sequía. Que nos van a regar, a ver si crecemos de una vez, con la Primitiva de los fondos europeos.

Ah, las elecciones. El gran carnaval. Exhibición eurovisiva de ubres llenas y dispuestas. Campañas como el más excitante metaverso que pudo soñar Mark Zuckerberg. Es verdad que luego los Reyes Magos no nos traen lo que prometieron, pero esos días de emoción, frenesí y barra libre no puede quitárnoslos nadie. Además, si nos hemos creído que Marlaska habla con expresos etarras para perfeccionar su euskera; que Yolanda Díaz lucha por el personal y no porque una meiga leyó en el fondo de un carajillo que podía ser presidenta; que Irene Montero es Simone de Beauvoir o que Pedro Sánchez escribe tesis y libros, ¿por qué no vamos a creer lo que nos echen? Y algunos se excusarán diciendo que el pueblo sufrió el síndrome Casero: se equivocó al votar. Qué diver.