Aunque todas las miradas del planeta están fijadas en la salud de Kate Middleton, lo cierto es que también está convaleciente de una operación el rey Carlos III de Inglaterra. Parece que la decisión de la princesa de Gales de mantener su dolencia en secreto ha ayudado a que todos los focos se centren en su persona y se olviden de que su suegro está luchando contra un cáncer. El celo con el que se ha tratado las cuestiones de salud de la esposa del príncipe Guillermo ha dejado a Monarca en la sombra. Al menos ahí está su mujer, la reina Camilla, que no solo vela por su pronta recuperación, sino que también se ha convertido en la portavoz improvisada de las novedades médicas de su marido. Y es que cada vez que aparece en público se ve en la obligación de desvelar cómo lleva su propia batalla por la recuperación.

El peso de la Corona británica está sobre los hombros del príncipe heredero y también de la consorte. Así, la reina Camilla continúa afrontando tareas de la agenda oficial a la espera de novedades en la salud de su marido y de su nuera, ambos convalecientes de sus respectivas operaciones quirúrgicas. Así lo ha hecho de nuevo al tener que trasladarse hasta Belfast, en Irlanda del Norte, en un viaje programado que le mantendrá dos días fuera de casa. Tiene muchos planes recogidos en el itinerario, pero ella disfruta especialmente al fundirse con el pueblo, como así ha dejado de nuevo constancia al charlar con los dependientes de las tiendas. Entre ellas, con Brenda Robb, de la tienda Arcadia Delicatessen, con la que no solo habló de especialidades gastronómicas, sino también de la salud del propio Carlos III.

La reina Camilla no ha tenido reparo alguno de acercar el estado de salud de su esposo a la dependienta que le había preparado un obsequio para él. Se trata de una tarjeta con la que intenta insuflarle ánimos en su batalla contra el cáncer y deseándole una pronta recuperación. Fue en ese instante cuando quiso conocer en primera persona cómo está su rey, a lo que la consorte respondió sin mayor reparo: “Le está yendo muy bien”, sentenciaba, a la vez que desvelaba la gran decepción que siente en estos momentos en los que debe velar por su salud y perderse acontecimientos como estos: “Está decepcionado por no poder venir”, destacan esta conversación en la revista ‘Hello’.

Pero parece que la reina Camilla se sintió tan cómoda durante su recorrido por los locales de Belfast y al tratar con sus gentes que incluso se permitió participar de las chanzas. Así lo recoge el citado medio, que destaca cómo trataron de bromear con el hecho de que los hombres no son siempre los mejores pacientes, a lo que la soberana respondió con simpatía: “Intento mantenerlo en orden”, despertando las carcajadas de los presentes. Parece que está aprovechando muy bien la oportunidad que el bache de salud de la familia real británica le ha brindado. Se está metiendo en el bolsillo a todos, no solo arrimando el hombro ahora que más se le necesita, sino también desplegando sus artes para conquistar al mundo tras décadas tras la alargada sombra de la princesa Diana de Gales.