Regreso

Athina Onassis: el retorno silencioso de la heredera más ausente

"Ha transitado por la vida con el peso de un apellido cargado de tragedia y excentricidad"

Athina Onassis en una imagen de archivo
Athina Onassis en una imagen de archivo Gtres

En una noche de luces suaves, terciopelos y nombres ilustres, una figura llamó discretamente la atención en el Baile de Verano del Museo de Artes Decorativas de París. Entre Penélope Cruz en azul medianoche, Kirsten Dunst en destellos plateados y la elegancia intemporal de Keira Knightley, apareció ella: Athina Onassis. La heredera más esquiva de Europa, de 40 años, rompía tres años de silencio mediático envuelta en un vestido rojo fluido y sin estridencias, con la sobriedad majestuosa de quien ha vivido demasiado para necesitar llamar la atención.

Organizado bajo la mirada creativa de Sofia Coppola, el evento reunió a 300 invitados de la élite cultural y filantrópica. La presencia de Athina no pasó desapercibida, aunque tampoco fue anunciada. Estaba allí, como miembro del comité honorario de la institución, apoyando con su sola presencia la recaudación récord de 2,8 millones de euros para la causa del arte y el diseño. Su aparición fue breve, sin entrevistas ni grandes gestos, pero cargada de simbolismo. ¿El inicio de una reaparición progresiva?

Apartada del foco

Desde su divorcio en 2017 del jinete brasileño Álvaro «Doda» de Miranda Neto, la nieta del magnate Aristóteles Onassis ha llevado una vida marcada por la discreción. Solo reapareció fugazmente en marzo de 2025, en la Cena de los Amigos del Centro Pompidou, vestida de negro y con una chaqueta brillante que apenas alcanzaba a disimular su aversión a los focos. Lejos quedó su época de amazona competitiva y presencia obligada en los grandes certámenes ecuestres europeos. La Athina de ahora es más símbolo que celebridad, más figura histórica que personaje del presente. Esta reaparición coincide con la publicación en España de «Mi vida con Christina Onassis, la verdadera historia jamás contada», las memorias de Marina Tchomlekdjoglou, amiga íntima de su madre. El libro, escrito con el periodista Rodolfo Vera Calderón, destapa las grietas detrás del mito de Christina: la «pobre niña rica» cuya vida fue un carrusel de pastillas, matrimonios fallidos y amistades interesadas. Christina murió con solo 37 años, devastada física y emocionalmente, dejando a Athina huérfana a los tres. Tchomlekdjoglou cuenta cómo prometió cuidar de la niña, pero fue apartada por Thierry Roussel, el padre, quien la sumió en un exilio afectivo y simbólico del universo Onassis.

Athina Onassis
Athina OnassisGtres

Quizá esa herencia emocional explique el silencio de Athina. Su fortuna, estimada en más de mil millones de dólares, nunca ha sido su carta de presentación. Desde Skorpios –la mítica isla de su abuelo– hasta París, ha transitado por la vida con el peso de un apellido cargado de tragedia, excentricidad y mitología moderna. Volver, aunque sea por una noche, es un gesto elocuente: Athina no necesita pronunciar palabra para decir que está presente, que pertenece a este mundo que su madre soñó y sufrió por igual.

Vuelta a la esfera pública

Su aparición, tan breve como el trazo de un perfume caro, deja la puerta entreabierta a un futuro más luminoso. Tal vez Athina Onassis, sin proclamas ni alardes, esté comenzando a reconciliarse con un legado que durante años ha evitado con obstinada determinación. El peso de apellidarse Onassis no es menor, y ella lo ha llevado en silencio, con un pudor casi anacrónico en tiempos de sobreexposición mediática. Su reaparición en una velada consagrada al arte y la elegancia podría ser el primer gesto de aceptación, un tímido guiño a la posibilidad de reescribir su narrativa sin renunciar a su pasado.