Demencia
El deterioro de la salud de Bruce Willis: ya no puede hablar, leer ni caminar
El protagonista de "La jungla de cristal" enfrenta una dura batalla contra la demencia frontotemporal, en un silencioso retiro a sus 70 años
En una de las historias más conmovedoras de Hollywood, Bruce Willis se desvanece lentamente, no en una explosión cinematográfica, sino en el silencio de la demencia frontotemporal. A sus 70 años, el actor atraviesa una etapa devastadora de esta enfermedad neurodegenerativa, que avanza sin freno, privándolo no solo de su voz, sino también de su capacidad para leer, escribir y caminar por sí solo.
La noticia, confirmada por medios estadounidenses como "Primetimer", ha sacudido a la industria y a sus millones de admiradores. "Apenas puede hablar, leer o caminar por sí solo", revelan las fuentes, pintando un retrato desolador del hombre que alguna vez rescató rascacielos y salvó ciudades enteras en la ficción. El diagnóstico oficial llegó en 2023, tras un primer anuncio de afasia que ya entonces obligó al actor a retirarse de forma definitiva de la actuación.
"Ya no se comunica con palabras"
El creador de "Luz de luna", Glenn Gordon Caron, amigo cercano del actor, fue uno de los pocos en dar una perspectiva íntima sobre su estado. "Ya no se comunica con palabras", confesó. Y aunque evitó entrar en detalles, la gravedad del deterioro era palpable.
El nombre de Bruce Willis volvió a ser tendencia, no por un nuevo proyecto, sino por el inmenso cariño del público que, con nostalgia, lamenta la pérdida de su ídolo. "Ya no recuerda que fue un famoso actor", se lee en redes sociales, donde miles expresan tristeza ante la imagen de un hombre que parece haber olvidado el mito que fue.
Mientras tanto, su familia ha cerrado filas. La esposa del actor, Emma Heming, y su exmujer, Demi Moore, han mantenido a los fans informados, aunque con una notable sobriedad emocional. Fue Heming quien, en el Día del Padre, compartió una desgarradora imagen de Willis con una de sus hijas y un mensaje contundente: "Desearía con cada célula de mi cuerpo que las cosas fueran diferentes para él".
Moore, por su parte, ofreció unas palabras cargadas de madurez y resignación a "Vogue": "Cuando te aferras a lo que fue, es un juego perdido. La enfermedad es lo que es".
Hoy, Willis vive apartado del foco, en su casa de Brentwood, California, una mansión silenciosa que contrasta con los platós y alfombras rojas que alguna vez habitó. Rodeado de los suyos, su legado permanece intacto, aunque su voz -aquella que ordenaba rendirse con un sarcástico "Yippee-ki-yay"- ya se haya apagado.