Sucesos
Ve la luz una nueva y escalofriante confesión de Daniel Sancho: "El cuchillo no estaba muy afilado"
Llegados a este punto, se debe recordar que su defensa mantiene que las declaraciones iniciales de su cliente fueron manipuladas por las autoridades tailandesas
Poco a poco se van conociendo más detalles sobre el sumario del caso de Daniel Sancho, acusado de asesinar premeditadamente a Edwin Arrieta, sustraer su documentación y desmembrarlo. Tres graves delitos por los que puede jugarse la pena de muerte cuando dé comienzo el juicio el próximo 9 de abril, un proceso que se etenderá, como mínimo, hasta el tres de mayo.
Días después de que se haga pública una parte de sus declaraciones iniciales, un nuevo fragmento de esa supuesta confesión acaba de ver la luz y es tan escalofriante como las anteriores. "Mientras el sr. Edwin estaba vivo, no usé un cuchillo para apuñalarlo. Cuando desmembré el cuerpo, el cuchillo no estaba lo suficientemente afilado, así que me enfadé", habría dicho Sancho a la policía tailandesa, poco antes de explicar con todo tipo de detalles cómo descuartizó a la víctima.
Llegados a este punto, conviene recordar que la confesión inicial de Daniel Sancho de la que se están extrayendo estas declaraciones está en el punto de mira de sus abogados, que aseguran tener pruebas sólidas de que fue manipulada.
En su primera rueda de prensa convocada en España, los abogados explicaron que su cliente nunca confesó haber asesinado con premeditación a Edwin Arrieta, sino que la muerte del cirujano fue la fatal consecuencia de una pelea que se produjo cuando el español intentó defenderse de un intentó de violación.
Se trata de un matiz sumamente importante, porque sin el agravante de la premeditación, la pena a la que se enfrenta Sancho se reduce considerablemente y sus letrados esperan que pudiera regresar a España "en tres o cuatro años".
Ahora, está por ver qué parte de esa declaración inicial es supuestamente falsa y cuál es verdadera, puesto que los abogados de Sancho sí mantienen que descuartizó a la víctima. Un delito por el que no se jugaría más de un año de prisión, pero que infiere una frialdad extrema en el acusado, especialmente si se presta atención a los detalles con los que explica el proceso en esa supuesta confesión.
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