Salud

Los peores momentos de Carmen Sevilla

Ingresada en un hospital madrileño, a sus 92 años, la actriz ha hecho más de 90 películas y sufre alzhéimer desde hace 14 años

La artista Carmen Sevilla durante el acto del Dia de la Provincia de Sevilla
La artista Carmen Sevilla durante el acto del Dia de la Provincia de SevillaAgencia EFE

Cuando ingresaron a Carmen Sevilla el pasado domingo 25 de junio en un hospital madrileño, una fuente cercana a su familia ya me mostraba «nuestra enorme preocupación, porque se encuentra muy mal, su estado de salud es alarmante». Hoy la situación es grave y se encuentra en paliativos, en el Hospital Puerta de Hierro. Se desconoce la causa que ha complicado la salud de la artista.

Carmenera la alegría personificada, y sus despistes forman parte de las más graciosas anécdotas televisivas, e incluso personales. Todavía recuerdo nuestro último encuentro en su casa del madrileño Paseo de Rosales, frente al templo de Debod. Simplemente con cruzar la calle entraba en el monumento egipcio, pero ella me confesó que «no sabía que eso se encontraba ahí, yo veía un edificio muy extraño pero nunca se me ocurrió visitarlo». Aún conservaba intactas sus cualidades mentales. Sería un año más tarde, en el 2009, cuando le diagnosticaron Alzheimer, esa enfermedad del olvido que nubla tu memoria. En el 2015 tuvo que ser ingresada en una residencia de las afueras de Madrid. Desde entonces, tan solo su hijo Augusto y su íntimo amigo Moncho Ferrer le han estado visitando habitualmente.

Fui el último periodista en entrevistarla. Fue en el 2008 y me confesó que «no quiero morirme sin que se haga una serie sobre mi vida, es mi mayor ilusión», un sueño que no pudo ver realizado. Porque su memoria ya era inexistente y no estaba en condiciones de intervenir, como habría querido, en un proyecto tan importante.

Carmen Sevilla en una imagen de archivo
Carmen Sevilla en una imagen de archivoLa RazónLa Razón

Poco antes de ingresar en la residencia, me contaron que se asomaba a la ventana de su primer piso y saludaba a la gente. En una ocasión, un músico callejero se puso a cantar delante del restaurante ubicado en el mismo edificio en el que ella vivía, y a Carmen no se le ocurrió otra cosa que empezar a lanzarle billetes de cincuenta euros. Una de sus cuidadoras, al percatarse de la situación, bajo rápidamente a hablar con el muchacho, quien devolvió el dinero inmediatamente.

María del Carmen García Galisteo, como realmente se llama, nació el 16 de octubre de 1930 en Sevilla. Su debut como actriz fue en 1947, en la película «Serenata española», en la que interpretó un pequeño papel, para dos años más tarde protagonizar «Jalisco canta en Sevilla», junto a Jorge Negrete.

Su gran lanzamiento internacional tuvo lugar en 1961, en la hollywoodiense «Rey de reyes». Un año muy especial, porque en febrero se casaba con su primer marido, Augusto Alguero, padre de su único hijo. Una unión marcada por las infidelidades del marido. En 1985, y tras conseguir el divorcio, contraía matrimonio con el empresario Vicente Patuel y se despidió del mundo del espectáculo para vivir con su esposo en una finca en la que criaban ovejas y vacas.

En 1991 dejó su retiro para presentar el mítico «Telecupón», en el que alcanzó una popularidad insuperable. Sus momentos os nos llevaban a olvidos perdonables, como aquella ocasión en la que salió al plató en directo con unas zapatillas de estar por casa. La muerte de su marido en el 2000 la sumió en un letargo vital lindando con el dramatismo. Porque, en el fondo, se le iba el gran amor de su vida. Dicen que le quiso mucho más que a Augusto, el hombre que tanto la hizo sufrir.

Cuatro años después regresaba a un primer plano de la actualidad al ponerse al frente de «Cine de barrio», en el que estuvo hasta el 2010. Ya entonces le había sido diagnosticada la enfermedad del olvido y no pudo seguir presentando el programa sabatino, por sus lagunas de memoria. En el terreno del amor, entre sus pretendientes, rechazados casi todos por la calificada como «novia de España», encontramos a hombres tan populares como Yul Brynner, Frank Sinatra, Charlton Heston, Cantinflas, Luis Mariano, Carlos Arruza...

Mujer de fuertes creencias religiosas, nunca fue amiga de amoríos. Y, cuentan, que devolvía todos los regalos que esos pretendientes le mandaban a su camerino. No quiso ataduras matrimoniales con ninguno de ellos. Arruza, me desveló la propia Carmen, «estuvo conmigo dos años, pero un día me pidió que dejara mi profesión, que él se encargaría de que no me faltara de nada. Y le abandoné. La verdad es que en esos dos años apenas intercambiamos unos besos, nada más». Su pureza le impedía acostarse con un señor sin firmar los papeles matrimoniales. De Cantinflas manifestaba que «fue mi amor platónico, uno de los hombres que más me han gustado, me regaló un anillo de diamantes y no lo acepté». Fue el mexicano el que demostraba lo enamorado que estaba de la sevillana, pero esta nunca estuvo por la labor de tener una relación que superara la amistad.

En paralelo al mundo de la interpretación, encontramos a la Carmen cantante, con más de treinta discos en su curriculum, el último, «Carmen de España», que vio la luz en 1973. Hoy, España recuerda su carrera y está en vilo ante la incertidumbre de su estado de salud. El país recuerda con cariño a la mujer sin recuerdos.