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Qué suerte tienes, Dragó

Los escritores desean que su obra encuentre lectores después de muertos. Yo solo aspiro al olvido

Fernando Sánchez Dragó falleció ayer de un paro cardiaco
Fernando Sánchez Dragó falleció ayer de un paro cardiacoAlberto R RoldánLa razón

Los escritores desean que su obra encuentre lectores después de muertos. Yo solo aspiro al olvido que ya tengo ensayado en vida. La inmortalidad, dice Woody Allen, debe de hacerse muy pesada, sobre todo en el tramo final. En esto de sobrevivir al olvido, Fernando Sánchez Dragó, mi viejo amigo, tiene suerte: parece que todas las mujeres a las que amó van a escribir un libro sobre él. Y como la lista de amantes es generosa, tiene asegurado el recuerdo por lo menos hasta el Juicio Final, que presidirá, como todos apuntan, el mismísimo Conde-Pumpido para que todos los sanchistas se libren del castigo eterno que Feijóo les tiene advertido. Ahí no creo que Fernando tenga suerte; tendrá que pasar un tiempo en el purgatorio: nunca se distinguió por su afecto al Apolo de la Moncloa. Fue el librepensador que pareció militar en casi todos los partidos para no estar en ninguno.

Abrió brecha Emma Nogueiro, la periodista que ocupó su corazón y su cama durante la última década, con “Querido Nano”, y ahora le sigue Anna Grau, que publica “En la boca del dragón”. Anna se declara sapiosexual: se siente más atraída por la inteligencia que por el físico o el mero contacto carnal. No sé si esto le resultaría grato al fallecido. No se creía un Apolo, pero le gustaba alardear de atleta sexual con parada y fonda en muchos montes de Venus. De todas formas, creo que Emma nos debe un libro sobre las voluptuosas mil y una noches de Dragó en la vejez. Además, y sobre todo y todas, en la permanencia post mortem Fernando cuenta con su hija Ayanta Barilli, brillante escritora, que lo tiene muy presente en su obra y con abundantes recordatorios en las redes sociales. Felicidades póstumas, amigo, y que la fiesta no pare. Amén.