Duros reencuentros
Rodolfo Sancho ya está camino de Tailandia para enfrentarse al mayor drama de su vida
Silvia Bronchalo, exmujer del actor, podría regresar a España y, si eso sucede, no habrá encuentro con Sancho
En el momento de escribir estas líneas, sábado a las once de la mañana, Rodolfo Sancho está viajando hacia Tailandia para enfrentarse en directo al mayor drama de su vida. La situación de su hijo Daniel, encarcelado por el asesinato de Edwin Arrieta le ha sumido en una especie de depresión difícil de afrontar. Así nos lo desvela uno de sus amigos, J.M., quien asegura que “a Rodolfo todavía le cuesta hacerse a la idea de que su hijo sea un asesino, no le entra en la cabeza todo lo sucedido. Daniel era demasiado discreto en lo referente a su vida personal, y su progenitor no tenía ni idea de la existencia del médico colombiano, y menos de que Dani pudiera mantener algún tipo de relación sexual con ese hombre.
El actor accedía al aeropuerto madrileño a primera hora de esta mañana, acompañado de uno de sus abogados, Marcos García Montes, con el que emprendía viaje a tierras asiáticas. Allí se reunirán con el letrado tailandés que defiende a su vástago para marcar la estrategia a seguir con vistas al juicio por asesinato.
Lo que no se sabe es si Rodolfo coincidirá allí con su ex mujer y madre de su hijo, Silvia Bronchalo. Se rumorea que ella podría regresar a España y, si eso sucede, no habrá encuentro con Sancho.
Ahora será este último quien se ocupe de aportar el dinero necesario para que Dani pueda llevar una vida más cómoda en la prisión, a razón de unos quince euros diarios. El mayor desembolso económico vendrá cuando le trasladen a la cárcel de máxima seguridad de Bang Kwang, en Bangkok, conocida popularmente como “el gran tigre”. Dicen que es un verdadero infierno, en el que todo tiene un precio. Los nuevos reclusos deben aceptar las normas impuestas por las mafias de la prisión, si no quieren que les hagan la vida imposible. Palizas, amenazas de muerte, corrupción de funcionarios, peleas continuas… Lo dicho, un infierno en el que el dinero lo compra todo.
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