Opinión

Los sábados de Lomana: Puigdemont tiene las riendas de España

"Personaje bastante siniestro con el que hubo un momento, después de haberle criticado , que pensé reconciliarme"

Carmen Lomana radiante en Marbella
Carmen Lomana radiante en MarbellaCortesía

Me está costando mucho sentarme a escribir la crónica de hoy. Enfrentarme a todo lo visto y escuchado en el Congreso, me produce un rechazo absoluto y desolación por la impotencia ante esa panda de impresentables que se están riendo de todos los españoles. Imagino a Puigdemont, prófugo de la justicia, cobarde, que se escapó en el maletero del coche a la vista de todos -incluida la policía- que miró hacia otro lado y abandonando a sus compañeros golpistas, viendo como ahora el Gobierno de España le rinde pleitesía y los tiene cogidos por ahí. Enviándole mensajeros de la talla de Zapatero que siempre ha estado y está donde no debía ni debe. Personaje bastante siniestro con el que hubo un momento, después de haberle criticado , que pensé reconciliarme. Gran error.

Carmen Lomana y Miguel Ángel Silvestre
Carmen Lomana y Miguel Ángel Silvestre Cortesía

Tengo que ir ordenando los temas que se me agolpan en la cabeza. Lo primero es lo de implementarnos por narices las lenguas vernáculas de nuestro país, que no dudo sean un patrimonio cultural más, para añadirlas a nuestra única lengua oficial que es el castellano o español en el Congreso de los Diputados. Si se quieren separar de España, ¿por qué quieren imponer su lengua en el Parlamento español los catalanes y los vascos? ¿Para crear una Torre de Babel? Generando así enormes gastos innecesarios, que pagamos todos por culpa de unos necios que sólo dan problemas. Unos vagos que en su vida han generado riqueza ni pagado una nómina. Viven de todos nosotros en un «dolce farniente» sin ofrecer nada a cambio, ni siquiera estabilidad. Parece la ‘Conjura de los Necios’.

Premiando la corrupción

Y Vox, una formación que estoy segura que más pronto que tarde desaparecerá, porque solo sirven para que la derecha civilizada y liberal no tenga mayoría y perder votos que no van a ninguna parte. Y eligen a Francina Armengol, una persona envuelta en corruptelas , fiestas y copas durante el confinamiento saltándose todas las normas que su propio partido había impuesto. Por si no fuese bastante, a finales del 2019 su marido estuvo señalado en un tema que salió a la luz de abuso de una menor tutela da en Mallorca desvelando una red de prostitución y tráfico de drogas que afectaba a jóvenes bajo la custodia del Gobierno Balear. Esta nueva presidenta del Congreso estaba al tanto de los abusos antes de que saliesen a la luz, optando por mantenerlo oculto a pesar del testimonio de educadores de dichos centros que confirmaron la explotación sexual de algunas chicas. Ahí, es donde presuntamente aparece la pareja de esta señora como parte de la trama que ella intentaba ocultar. Esta historia terminó internacionalizándose con un Informe de la Comisión Europea, que al menos yo no sé muy bien en qué quedó. Lo que sí se es que en Baleares, la ponían de vuelta y media a nivel calle. Este es el parlamento que tenemos, siempre premiando la corrupción.

Carmen Lomana en Starlite Occidente
Carmen Lomana en Starlite OccidenteCortesía

La estrategia de Pedro Sánchez carente de prejuicios y moral para pactar hasta con el mismísimo Satanás denota una falta de coherencia ideológica total. Está dispuesto a saltarse los principios fundamentales por el objetivo de alcanzar el poder. Como comente en mi anterior crónica, el papel del Rey es muy limitado. La Constitución de 1978 establece su papel como símbolo de la unidad y permanencia del Estado, así como árbitro y moderador de las Instituciones. En teoría, ante un Gobierno presentado por Sánchez cuyo mayor aval son los independentistas podría utilizar su poder de veto, disolver las Cortes Generales, o nombrar al Presidente del Gobierno, pero todo esto está muy condicionado por la voluntad del parlamento y los partidos políticos. En mi opinión, podría ser también visto como un factor estabilizador. Toda esta desestabilización plantea demasiados interrogantes sobre la función de la Monarquía. Esperemos con infinita paciencia en que termina todo.