Opinión

Los sábados de Lomana: Radiografía de una foto histórica: 20 años del saludo del Príncipe y Letizia

"Nadie sospechaba ni podía imaginar que estaban enamorados y en un corto espacio de tiempo iba a saltar la noticia en la que anunciarían que el Príncipe de Asturias se había enamorado de una periodista que presentaba un telediario de Televisión Española"

El Príncipe de Asturias saluda a la periodista Letizia Ortiz Rocasolano durante el acto de entrega de los premios Príncipe de Asturias, el pasado mes de octubre, en Oviedo. La Casa Real ha anunciado hoy que el Príncipe y Letizia Ortíz contraerán matrimonio a principios de verano. En el centro de la foto, el director general de RTVE, José Antonio Sánchez.
El Príncipe de Asturias saluda a la periodista Letizia Ortiz Rocasolano durante el acto de entrega de los premios Príncipe de Asturias, el pasado mes de octubre, en Oviedo. La Casa Real ha anunciado hoy que el Príncipe y Letizia Ortíz contraerán matrimonio a principios de verano. En el centro de la foto, el director general de RTVE, José Antonio Sánchez.ARCHIVO/TVEAgencia EFE

Hay un tango que dice «si veinte años no es nada»... En el caso de la foto que voy a comentar es mucho. Es toda una vida con un cambio rotundo para estas dos personas. Me refiero a la imagen en la que el ahora nuestro Rey Felipe VI, en los premios Príncipe de Asturias, saluda a los periodistas que habían llegado a Oviedo para cubrirlos. Allí estaba Letizia como una periodista más. Luciendo un traje de chaqueta pantalón de raya diplomática. Nadie sospechaba ni podía imaginar que estaban enamorados y en un corto espacio de tiempo iba a saltar la noticia en la que anunciarían que el Príncipe de Asturias se había enamorado de una periodista que presentaba un telediario de Televisión Española. La foto analizada a «toro pasado» no tiene desperdicio. Ella, cuando saluda dándole la mano, tiene cara de complicidad, se está riendo tímidamente como pensando «si supiesen la que se va a armar en unos días...» Esa forma de disimular, de saber que el secreto era cuestión de los dos, imagino que hacía que todo fuese más intenso y emocionante. Era un amor clandestino. ¿Hay algo más bonito? Imagino que no fue fácil para ninguno, comunicarlo primero a sus familias y más tarde a toda España. Se rompían los esquemas. Siempre se había dicho que una Reina de España no tenía que tener pasado y siempre habían sido hijas de Reyes, o al menos mujer muy cercana a ellos.

La Monarquía española presumía de pureza de sangre real casi endogámica. Nunca una plebeya había osado formar parte de la familia real y mucho menos ser Princesa de Asturias. Cuando nos enteramos de quién era Letizia no dábamos crédito. No solo no pertenecía a la nobleza, ni siquiera a la alta burguesía. Letizia Ortiz era una periodista, hija de una sindicalista, con un abuelo taxista y con una abuela, la materna, locutora de radio. Para más rizar el rizo estaba divorciada y su pasado era intenso. No entendíamos nada. Exceptuando que el Príncipe Felipe debía estar muy enamorado, como pudimos comprobar la mañana en que apareció de la mano de una chica vestida de blanco con un traje de Armani, que le quedaba demasiado grande, pero que andaba con paso firme como si estuviese desfilando.

Los reyes Felipe VI (d) y Letizia (i) durante la cena en su honor celebrada en el Palacio Presidencial de Zagreb, este miércoles en Croacia.
Los reyes Felipe VI (d) y Letizia (i) durante la cena en su honor celebrada en el Palacio Presidencial de Zagreb, este miércoles en Croacia.chema MoyaAgencia EFE

Nunca olvidaré el momento en el que nuestro actual Rey dijo que ella era «un plus» para España y la Monarquía. Estaba convencido de que había encontrado a «la joya de la corona». El amor es así. La aspirante a Princesa de Asturias tuvo mucho desparpajo, incluso le instó a callarse, porque quería hablar ella, y comentó el libro maravilloso, una joya literaria, que le había regalado a su novio. También nos enseñó su anillo de compromiso –que no recuerdo habérselo visto muchas veces, o quizá no me he fijado–.

Se desató una ola de críticas y comentarios de todos los estamentos sociales nada favorables a nuestra Reina Letizia. Nadie nos ha dicho que fuese fácil. La boda tampoco fue muy favorable. La lluvia intensa deslució la entrada de la novia en la catedral de la Almudena. La recuerdo muy frágil, muy delgada, asustada, con un vestido que la dominaba. Le costaba caminar. No la favorecía. Pero lo que sí sentimos fue el amor entre los dos, que les ayudó a superar las muchas dificultades de adaptación de la Reina.

Después de veinte años de aquella foto han formado una familia muy unida, con dos hijas perfectamente educadas; nuestra Princesa Leonor, a punto de cumplir su mayoría de edad, nos sorprende con su madurez y preparación en todas las situaciones institucionales en la que la hemos visto, demostrando una gran firmeza de carácter y fuerza de voluntad de aprendizaje, unido a un gran encanto que nos ha enamorado a todos dándonos confianza en el futuro de la Monarquía. La Reina Letizia ha tenido un antes y un después en su actitud pública cuando ha tomado conciencia de que su hija será la futura Reina. Ahora sí es un «plus». Ayer vimos a toda la familia en el Teatro Campoamor de Oviedo escuchando el discurso de Leonor con orgullo y felicidad. Enhorabuena a sus padres, nuestros Reyes .