Socialités en el avión
Tamara Falcó y Patricia Llosa: máxima tensión a 11.000 metros de altura
La hija de Isabel Preysler y la exmujer de Mario Vargas Llosa coincidieron en un viaje a París
Como los Montesco y los Capuleto. Así se encuentra ahora la relación entre la familia de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, tras la separación de la pareja y la consiguiente reconciliación del escritor con su exmujer, Patricia Llosa. La tensión que se respira es máxima, especialmente a raíz de las acusaciones que la “Reina de corazones” vertió en la revista “¡Hola!” contra el Nobel de Literatura, al que reprochaba unas supuestas burlas contra su hija Tamara.
La exmujer de Llosa y sus hijos, acostumbrados a un estilo de vida discreto y alejado del papel couché, no aprueban la exposición pública a la que se han visto sometidos en las últimas semanas, y culpan a Preysler de haberles convertido en protagonistas de la crónica social que tanto reprueban.
Teniendo en cuenta este panorama, no es de extrañar que la tensión se pudiera cortar con un cuchillo cuando Patricia Llosa y Tamara Falcó se encontraron por sorpresa a bordo de un avión con destino París. Tal y como narra “El Mundo”, la coincidencia se produjo el pasado 7 de febrero, cuando la peruana se dirigía a la capital gala para acudir a la ceremonia de ingreso en la Academia Francesa de Vargas Llosa, mientras que la marquesa de Griñón acudía a una feria textil con el equipo de Pedro del Hierro. Los testigos aseguran al diario anteriormente mencionado que no se miraron a la cara en ningún momento, a pesar de que las separaban pocos asientos de la clase turista. Aun así, no pudieron evitar convertirse en la comidilla del vuelo, cuyos pasajeros se percataron de la presencia de ambas y comentaron la curiosa situación.
Ya en París, y después del solemne acto que convirtió a Vargas Llosa en miembro de la Academia Francesa, su hijo Álvaro avivó la polémica con un sonado comentario que muchos entendieron como un dardo a Isabel Preysler: "A nadie deben mi padre y su obra tanto como a mi madre. Mi padre lo ha proclamado muchas veces en público, nos lo repite a menudo en privado. Nadie merecía estar en primera fila más que ella. La mujer de su vida, dicen los cursis. No solo los cursis. Los inmortales también".
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