Polémica
Verdades y bulos sobre la puesta a punto de Tamara
¿Se ha pinchado toda la cara? ¿Ha ingresado en una clínica de 4.000 euros a la semana? ¿Está a dieta estricta? Habla nuestra experta «beauty»
Nuestras madres no tenían ningún problema. Un poquito de máscara de pestañas, un toque de rubor en las mejillas, un buen moño y estupendas. Se casaban siendo veinteañeras y lógicamente a esas edades nos ponemos el mundo por montera. Hoy en día, sin embargo, tendemos a casarnos más tarde, lo que significa que hay que esmerarse un poco más para lucir radiantes en el gran día. Tamara Falcó es imagen de una de las mejores «maisons» francesas, es una gran suerte, porque, aunque es de sobra conocido que las novias no suelen escatimar en gastos para ese día, o por lo menos lo intentan. Tamara ha empezado un compendio de tratamientos que se ocupan de cada centímetro de su cuerpo. Los faciales que le realizan en un exclusivo centro de la capital, en pleno barrio de Salamanca. El ritual supremo facial es un lujo solo al alcance de solo algunas afortunadas. Atrás quedaron las mieles del caviar iraní del que era fan su madre y también la reina Rania de Jordania.
El cabello se lo está dejando más largo para poder peinarse bien el día de su boda, porque aunque el estilo de su corte francés le favorecía mucho, como casi todas las novias, quiere lucir melenaza ese día y tener distintas opciones de recogido. Lo mima mucho y siempre lo lleva perfecto y brillante, le gusta el Hair Rituel by Sisley.
Tiene una piel muy bonita, muy agradecida y fácil, en eso sí que ha salido a su madre. Nunca había sucumbido a los beneficios de los pinchazos, pero al ser una novia «cougar», con un prometido más joven, quiere saborear las mieles del bótox. Por eso, ha empezado a pincharse con un gran profesional, el Doctor Ricardo Ruiz. Pienso que tiene que parar ya con los rellenos o «fillers» (como les llaman los cursis) porque se le esta quedando cara de almohada, que es una condición que ocurre como resultado de una inyección excesiva de rellenos dérmicos en la cara de una persona. Esto conduce a una apariencia sobrecargada, lo que hace que las mejillas y otras áreas de la cara se hinchen. El pillow face, además de cara de almohada, también es conocido como mejillas de ardilla.
Aumentar el volumen del rostro no significa que deba inyectarse grandes cantidades de relleno de ácido hialurónico. Rellenar demasiado la cara ha dado lugar a un aspecto poco natural y ademas puede dañar aún más la elasticidad de la piel.
Los secretos de la Buchinger
En metabolismo corporal, Tami no ha salido a su mami. Ella ha salido más a la rama paterna y tiene tendencia a engordar, por eso se tiene que cuidar mucho, no olvidemos que tuvo hace años un problema de tiroides que le hizo ganar bastante peso. Y no, no son las tartas de la cocinera de Villa Preysler . Utiliza los corporales de Carmen Navarro y su aparatología de última generación, para descongestionar, drenar y activar la circulación pero esta vez no ha hecho los deberes y le ha pillado el toro. Ha cogido peso en poco tiempo y necesita deshincharse y, sobre todo, desintoxicarse de tanta tontería que se está diciendo.
Ella conoce bien los beneficios del ayuno intermitente, y de la famosa clínica Buchinger a la que suele acudir en Marbella. Este año en vez de ir en agosto como es de costumbre adelanta fecha para antes de su enlace.
Tamara Falcó va a hacer el ayuno de diez días que es el programa mínimo que hay y no de 40 días como he leído en algún otro medio. Los que repiten en este centro, como la hija de Isabel, ya no buscan adelgazar. Además, el adelgazamiento depende mucho de la persona, en una estancia de 10 noches se puede perder entre 3 y 5 kilos. A ella le gustan mucho los tratamientos integrales. Allí tienen las llamadas Rutas de la Inspiración, que son terapias diseñadas para lograr el bienestar psicológico y emocional. El precio de un ayuno en la clínica no es desorbitante, como se ha dicho. El ayuno de diez noches cuesta a partir de 4.190 euros con estancia, tratamientos y controles médicos. Toda una serie de lujos con los que la marquesa de Griñón pretende deslumbar a Íñigo Onieva.
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