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Los sábados de Lomana: el progresismo ahora es echarse en brazos de los enemigos de nuestra patria

Carmen Lomana en la gala benéfica del Teatro Real
Carmen Lomana en la gala benéfica del Teatro Reallarazon

Soñábamos con un país dirigido por políticos honrados. Por personas académicamente formadas, con experiencia y un amplio recorrido profesional y nos despertamos con desilusión viendo que uno de los partidos más votados se nutre de personas que son todo lo contrario. Los españoles también soñábamos, y por eso los hemos votado, con una gran coalición con sentido de Estado y altura de miras entre el PP y PSOE.

Cuando todavía estábamos ensimismados con los resultados pensando que para este viaje no se necesitaban nuevas elecciones que todavía han enmarañado más nuestro oscuro panorama político. Sin darnos tiempo a reaccionar Pedro Sánchez se saca un nuevo «conejo de la chistera» para tener entretenido al personal antes de asumir su derrota y bajada de representación en las Cortes, de la misma forma que Pablo Iglesias. Se hacen la foto en el abrazo más cínico de la Historia. Ese virus del miedo que Sánchez había inoculado a los ciudadanos diciendo que ni él ni nadie podría dormir tranquilo con gentes de Podemos en el Gobierno, ahora se ha convertido en el Gobierno de los progresistas. O sea, echarse en brazos de los enemigos de nuestra patria para él debe ser progresismo y unirse a fascistas intransigentes y sectarios como Quim Torra e izquierda Republicana de Cataluña.

El líder del PSOE es el claro exponente de aquello que dijo Groucho Marx: «Estos son mis principios, pero si no les gusta tengo otros». Es capaz de decir en los medios que el Partido Socialista jamás pactaría con el populismo porque solo trae pobreza, cartillas de racionamiento, falta de democracia y repúblicas bolivarianas, y al día siguiente, pactar con ellos con el descaro y cinismo más absoluto. Diciendo que han parado a la derecha. Hay que ser necio cuando todos sabemos que los grandes vencedores con un gran aumento en votos han sido el PP y Vox. Por cierto, esos votos de Vox han sido arrancados al PP. Una rabieta por la pasividad demostrada muchas veces por el partidoha sido lo que ha impedido la victoria del centro derecha.

No duden que Falconetti es el que ha hecho la campaña a Vox dando un cambio radical al voto. A la gente de bien, da igual del partido que sean, no les gusta la necrofilia, ni ver levantar tumbas y sacar cadáveres en helicóptero. De la misma forma que no soportan ver arder y destrozar Barcelona por unos salvajes instruidos y preparados para la guerrilla urbana, mientras la Policía no puede actuar como debiera. Ha tenido que ser la Policía francesa la que ha dado una lección de cómo se deben hacer las cosas, desalojando y despejando la frontera bloqueada por una panda de gamberros que no tienen otra cosa que hacer y probablemente subvencionados por la Generalitat. Esperemos que este pacto contra natura no llegue a buen fin y haya una gran ofensiva del centro derecha para evitarlo con una oferta al PSOE que le haga recapacitar de su alianza con Esquerra, Podemos, Más País, BNG, PRC, PNV. En Francia, y vuelvo a recurrir a ese país para mi ejemplar en muchas cosas, sería inconcebible tener políticos y dirigentes en un país que no hubiesen pasado por la «Ecole National d’Administration», pero aquí el más tonto de cada casa entra en uno de estos nuevos partidos para asegurarse un sueldo de como mínimo 5.000 euros. Estos partidos emergentes están solucionando la vida a muchas personas inútiles que han visto la forma de posicionarse.