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Reportaje

Gonnord, el hombre que retrata el alma de Zapatero

El artista francés buscará plasmar en el retrato del expresidente socialista, que costará 35.000 euros, las huellas que su mandato ha dejado en su rostro

El Expresidente del Gobierno de España, Jose Luis Rodriguez Zapatero
El Expresidente del Gobierno de España, Jose Luis Rodriguez ZapateroAlberto R. RoldánLa Razon

Pierre Gonnord (Cholet, Francia 1963) es conocido fundamentalmente por sus retratos. Son series que incluyen colectivos en riesgo de exclusión en las que plasma, no solo la grandeza del ser humano, sino su alma doliente cuya mirada permanece durante mucho tiempo en nuestra cabeza. Su desfavorecedora situación se llena así de belleza, a pesar de las marcas de dolor de su rostro y a veces, también de su cuerpo. Pero no es una marginalidad cualquiera, sino vestida de nobleza, de una altivez serena que va desde sus retratos infantiles y juveniles a los de ancianos o delincuentes. No es nada nuevo en la historia. Todos los artistas han descubierto en las clases menos favorecidas un atractivo que no solo era estético, sino que les servía para captar mejor el alma humana. Mirando la distinción y porte de algunos de sus gitanos, indios o yakuzas es fácil recordar a los enanos y personajes de placer que Velázquez inmortalizó como si fueran príncipes.

Por eso no me ha extrañado que Gonnord haya sido elegido para retratar a José Luis Rodríguez Zapatero. Hace ya un tiempo que los hombres de Estado –ministros, empresarios, presidentes…– eligieron la fotografía para incluirse en esas galerías que pueblan edificios públicos y privados. Es más moderna que el tradicional óleo. Quizá lo hacen solo por eso. Pero no hay problema si el que capta la imagen es un artista. El arte siempre es arte, aunque a veces cueste reconocerlo en esas series de bustos de mármol o bronce tan antiguos y repetitivos. Esta tradición parece obsoleta y costosa. Pero, cuando uno visita –por poner un ejemplo reciente– la colección de banqueros que hoy guarda el Banco de España, algunos pintados por Goya, doy gracias a esta tradición que ha permitido que los grandes artistas nos dejaran esas galerías de reyes y prohombres de mirada cansada y perdida.

Es lo que va a pasar seguramente con el expresidente socialista Zapatero. Cerca de 35.000 euros que dicen ha costado el encargo y no me parece una gran suma. Al menos, no para una fotografía de Gonnord. Sobre todo porque su cotización es más alta ya en el mercado. Pero hay más. Gonnord va a retratar a Zapatero once años después de que dejara la Presidencia del Gobierno. Son muchos años. Y no creo que tengan la culpa los presidentes que le han seguido sino, simplemente la pereza de tomar la decisión.

Pero digo que once años son muchos porque José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido una vida pública después de dejar la Presidencia. Pero, por ver la parte positiva, podrán verse ahora de una manera más palpable las huellas que el drama de su mandato y trabajos posteriores han dejado en su rostro. Vivir en situaciones especiales no resulta gratuito y todas se reflejan en el rostro.

Decía en «Ars Magazine» José Manuel Ballester –otro magnífico fotógrafo– que «de alguna manera, cada fotografía de Gonnord era un autorretrato». Y lo decía porque proyecta en sus personajes su actitud ante la vida, su forma de entenderla, su sensibilidad… Es lo que ocurrirá con Zapatero. Sabe quién fue, quién es, y lo que fue para él. Para el artista. Por eso tampoco me extrañó que, en fechas más recientes, Gonnord abandonara la tensión y presión de sus retratos para descansar en varias series de animales. Un bestiario que empezó con el paisaje pero que hace unos años se trasladó a los caballos, y que también abarcó otras especies. Nada ajeno tampoco a la historia del arte. Desde Durero y Leonardo pasando por Rubens y Rembrandt, los grandes maestros se han detenido en la Naturaleza. A mirarla y contemplarla. Y esta última actividad me gusta porque, según me dijo una vez Gonnord, detenerse en la mirada de los animales, también en su salvaje e indómita belleza, le ayudaba a trabajar mejor sus retratos humanos.

Mirada desafiante

Imagino que la sesión de Zapatero en el estudio de Gonnord será larga. Larga hasta que la mirada desafiante del ex presidente se vaya tornando cansina y quizá derrotada. Hasta que sus músculos se relajen y pueda descubrirse al hombre que rigió los destinos de España en una de las peores crisis económicas que recordamos. Será una imagen de abajo arriba. Un contrapicado suave que obligue a Rodríguez Zapatero a mirar de arriba abajo, pero casi de frente. Entonces, cuando esa mirada se vuelva más humana, Gonnord podrá disparar su enésima foto. La buena. La que pueda colgar en la galería de presidentes de La Moncloa. Pero también aquella imagen en la que el artista pueda descubrir su propia mirada.