Política
Bruno Le Maire, el ministro erótico de Macron: «Me dejé invadir por la mano de Pauline acariciando mi sexo»
El presidente francés no gana para sustos. Ahora su titular de Finanzas publica una novela pornográfica que huye de sutilezas
En medio de la crisis que azota al gobierno de Macron, su ministro de Finanzas, y a la sazón novelista, Bruno Le Maire, se ha permitido la gentileza de hacer que el país se sienta turbado profanando su sentido del pudor. En medio de las 480 páginas que hilvanan su última novela, «Fuga americana», el político ha sulfurado al lector con unas líneas rayanas, según el público francés, en la ordinariez en las que expone lo feo y lo vergonzoso de la anatomía humana. Lo indecible del sexo.
En los pasajes vilipendiados se puede leer: «Me dio la espalda: se tiró en la cama; me mostró el bulto marrón de su ano» o «¿Vienes Oskar? Estoy más dilatada que nunca». Llama la atención semejante escándalo a causa de una frase tosca, poco sensual, en una cultura acostumbrada a elevar la perversión sexual y las fantasías masoquistas a categoría de mito. Bernardo Bertolucci, ejecutor de «El último tango en París», saldría de su tumba para carcajearse un buen rato.
La novela del ministro narra el viaje a Cuba, en 1949, de los hermanos Wertheimer, Franz y Oskar, dos músicos neoyorquinos. Está inspirada en la vida del ilustre pianista Vladimir Horowitz y el autor la describe como «una conmovedora reflexión sobre la fragilidad humana». A pesar de estar llena de sentimiento, las palabras que aluden a lo innombrable han desatado una gran polvareda en las redes sociales, los medios de comunicación y también en las altas esferas.
La literatura es su placer privado y se permite absoluta libertad creativa y expresiva. El resultado es una novela poética y a ratos perversa. Hay quien la califica de baja estofa por su exceso visual y haber pasado de la pluma a la brocha gorda. Sobre todo, en un país en pie de guerra a causa de las reformas de las pensiones, se cuestiona que tenga tiempo para dedicarle al arte. El joven diputado de la izquierda populista Thomas Portes ha sido uno de los primeros en afearle el gusto por la escritura. Le Maire se defiende de las críticas y dice que usa la literatura para escapar de la cotidianidad. No es su primer texto erótico. En «El ministro», un relato de 2004, escribió: «Me dejé invadir por el calor del baño, la luz de la laguna flotando en el vidrio de la puerta, el jabón de té verde y la mano de Pauline acariciando suavemente mi sexo».
Lo cierto es que este hombre, que imaginariamente se transforma de noche en un libertino aliviando en la escritura sus fantasías, es uno de los miembros del gobierno de Macron con más talento. Igual ofrece una rueda de prensa en alemán que se caracteriza de influencer para anunciar la ley que limita la publicidad encubierta en internet. Tiene una personalidad tan arrolladora que su presencia a veces ensombrece al presidente algo más de lo debido. De 54 años, su ideología es conservadora. Está casado desde hace 25 con Pauline Doussau de Bazignan, pintora, poeta y madre de sus cuatro hijos: Louis, Adrien, Matthias y Barthélemy.
Enamorado del País Vasco
En su cuenta de Instagram se declara un enamorado de los libros, la familia, el café, el tenis y el País Vasco, su destino habitual de vacaciones. «Para mí hay dos cosas que no son negociables: pasar tiempo con mis seres queridos y cultivar mi pasión», escribe.
Desde su llegada a Bercy, el lujoso barrio parisino donde se encuentra la sede de su ministerio, ha tenido tiempo de escribir cinco libros. Anteriormente había publicado otros ocho. Además de la controvertida reforma de las pensiones, una de sus batallas más firmes la libra contra las prácticas irregulares de los influencers. Se ha comprometido a regular el marco de las relaciones comerciales entre marcas, famosos y agentes y esta misma semana ha anunciado que se publicarán los nombres de quienes practiquen publicidad engañosa.
Ahora que su gabinete no pasa por su mejor momento y las expectativas son pesimistas, la escritura es su remanso de paz. No le importa que las emociones traspasan el traje ministerial. «No soy un político que escribe libros, soy político y escritor», ha manifestado. Es una necesidad que, según repite, hace que valga la pena levantarse temprano, acostarse tarde y dedicarle fines de semana y vacaciones.
La Maire inspiró al polémico escritor Michel Houellebecq, enfant terrible de la literatura francesa a sus 67 años, su última novela, «Anéantir». Le retrata como talentoso candidato presidencial y héroe romántico que recita versos de Musset de madrugada. De hecho, el ministro le recibió en su propio hogar para que saliese bien documentado. Richelieu también escribió durante su mandato, igual que el expresidente Valéry Giscard, que dedicó su retiro a componer novelas subidas de tono. Le Maire entiende la literatura como un ejercicio de poder. Hace un tiempo viralizó una carta de amor a los libros animando a los jóvenes en el que alentaba a la lectura. Vio arder Notre Dame desde su ático ministerial cuando se disponía a celebrar su 50 cumpleaños, con el champán en la cubitera y los invitados a punto de llegar. La escena de sexo descaradamente explícita de su nueva novela llega a Macron después de que su secretaria de Estado, Marlène Schiappa, posase con un vestido blanco para la portada de abril de «Playboy».
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