Casa Real Británica
Loretta A. Preska, la implacable jueza del caso Epstein
A esta veterana magistrada, que ordenó publicar los documentos de la red de tráfico sexual, ni le tiembla el pulso ni se amilana frente a los más poderosos del mundo
De niño, el príncipe Andrés mereció al apodo por parte de sus niñeras de "el pequeño gruñón". Creció travieso y caprichoso bajo la mirada complaciente de sus padres. Según sus biógrafos, pateaba a los perros y se burlaba de los guardias cruzando los cordones de sus zapatos. Para el duque de Edimburgo era su "pequeño diablillo" y con la reina Isabel se ganó la condición de "hijo favorito". Seis décadas después, la Casa Real británica aportó una cantidad millonaria a Virginia Giuffre para cerrar de manera extrajudicial el caso de abusos sexuales que le podría haber llevado a la cárcel. Pero el proceso continúa y, por primera vez en 63 años, topa con una mujer a quien no enternecerá con sus rabietas. Es Loretta A. Preska, jueza de la Corte de Distrito Sur de Nueva York.
Preska, a sus 75 años, lo ha visto todo y está acostumbrada a este tipo de hombres que se ponen quejumbrosos ante ella. Le ocurrió en 2017 con el excongresista estadounidense Anthony Weiner, que sollozando pidió clemencia mientras admitía su delito de intercambiar material obsceno con una niña de 15 años. Le cayeron 21 meses de cárcel. Ahora es el caso Epstein el que la mantiene con la ceja levantada revisando con lupa cada uno de los documentos en los que aparecen numerosas personalidades relacionadas, de alguna manera, con el multimillonario pedófilo y sus fiestas privadas. Desde que levantó el secreto de sumario, a principios de enero, los nombres y detalles tienen atónito al mundo entero. Bill Clinton, Donald Trump, David Copperfield… Cada lote de expedientes, hasta ahora sellados, revela detalles de esta red de tráfico sexual. Ella decidirá finalmente qué implicaciones legales tienen estas menciones.
Tampoco le tiembla el puso con otro de los juicios abiertos, el caso YPF, que mantiene en vilo a Argentina, después de la expropiación de la compañía en 2012, con Cristina Kirchner como presidenta. Después de rechazar el recurso para retrasar el pago de 16.000 millones de dólares, según sentencia judicial, deja al país a expensas de una petición de embargo. Frente a quienes la acusan de "inhumana", declara que empatiza con "la inflación, la pobreza y otras urgencias del país", pero eso no exime del pago y recomienda que empiecen a preparar la hoja de ruta para resolverlo. Sin amilanamiento de ningún tipo, la magistrada ha dado vía libre para que Burford Capital, que adquirió el derecho de perseguir el reclamo, pueda solicitarlo a partir de esta misma semana.
Nacida en Albany en 1949, Preska creció en el suburbio de Delmar en una familia acomodada. Participó activamente en las Girl Scouts donde desarrolló habilidades que determinaron su desempeño como jueza, como el coraje, la confianza, el carácter o el liderazgo. Después de licenciarse en Química y doctorarse en Derecho, ejerció la abogacía en Nueva York desde 1973 a 1992 en prestigiosos despachos. Fue este último año cuando el presidente George Bush la nombró miembro del tribunal de distrito. En 2009, su hijo George W. Bush, la propuso, sin éxito, como candidata a la Corte Suprema. Al morir en diciembre de 2017 el juez Thomas Griesa, se convirtió en la más alta magistrada del Tribunal Sur de Manhattan. Su carrera como magistrada cuenta con casos muy notables, como el Mastercard International Inc. contra la FIFA, en el que dictaminó que la asociación de fútbol había violado su contrato de patrocinio. En 2018 falló a favor del Museo Metropolitano de Arte, desestimando una demanda que buscaba la devolución del cuadro de Picasso "El actor" al heredero de sus propietarios originales, una pareja judía que lo había vendido en 1938 para financiar su huida de los nazis.
En lo personal, Preska se casó con Thomas J. Kavaler, a quien conoció en las aulas universitarias. Fue editor de una prestigiosa revista jurídica y es socio de Cahill Gordon & Reinder. El matrimonio, que actualmente vive en Nueva York, tuvo dos hijos. La única tacha conocida de esta mujer conservadora, de pelo corto canoso, que suele romper el negro de la toga con un collar de perlas, es pisar una alfombra con la bandera americana en un posado para Associated Press en su despacho de Manhattan, un gesto por el que fue duramente criticada.
El príncipe Andrés, una vez más en la diana
Según los últimos documentos que han salido a la luz al levantar el secreto de sumario, el pedófilo tendría vídeos comprometidos del hijo de la reina Isabel, por lo que su descrédito sería irreversible. A pesar de todo, la policía británica ha comunicado que no se iniciará una nueva investigación sobre las acusaciones contra el miembro de la Familia Real, aunque sí evaluarán cualquier nueva información relevante.
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