Entrevista
La sentencia de Betty Missiego sobre Eurovisión: "Mi favorito era Agoney"
Hablamos con la eurovisiva del concurso, de su amor y del nuevo partido político que ha montado en Benalmádena, donde vive
Betty Missiego, la gran señora de Eurovisión, acaba de cumplir 85 años, y tras haber superado una «dura enfermedad», de la que fue operada el mismo día de su cumpleaños, ahora todo le sonríe y quiere más que nunca «seguir dándole fuerte, a esto que se llama vivir». En una entrevista que mantiene con LA RAZÓN, la Diva de Cuzco, nos cuenta que estos días su teléfono no deja de sonar preguntándole su opinión sobre Blanca Paloma, nuestra próxima representante en el Festival de Eurovisión, pero ella se reserva lo que piensa para nosotros. Sabe que su querido Eurovisión ya no es el concurso de antaño, cuando toda la familia seguía boli en mano las actuaciones desde el salón de casa, pero sigue adorando a los eurofans. «Me postré ante ellos hace unos años, durante el Orgullo Gay. Ellos siguen haciendo que el Festival de Eurovisión sea grande. Para mí es un privilegio estar rodeada de gente joven que te hace sentir la vida con mucha energía», relata llena de emoción.
Entonces ¿qué le ha parecido Blanca Paloma?
Blanca Paloma es diferente. Ella sabe estar porque ya ha pisado antes un escenario. En Europa igual no entienden de bulerías, pero sí les va a gustar esa fusión de flamenco que hace ella, esa moda de cantar ahora, como haciendo grititos que tanto gusta y que yo no entiendo. La música es música y no me agrada que griten. Tampoco me gustaron los pantalones raros que llevaba Blanca Paloma en su actuación (sonríe).
¿Qué artista de los que concursaron era su favorito?
Era Agoney. Ese chiquito me encantó. Para mí tenía que haber sido el ganador. A mí me han llamado muchas veces para que sea jurado, pero siempre he renunciado. Mis gustos van por otro lado de las cosas que se llevan ahora. Lo tengo claro. Tal vez por eso, no me animo a ser jurado.
Usted logró un auténtico hito artístico al quedar en segunda posición del Festival de Eurovisión en 1979, en Jerusalén.
Eurovisión fue muy importante para mí. Me abrió a un gran mundo del espectáculo y fue una experiencia inolvidable, además del cariño que he recibido desde entonces. Ahora cuando salgo a la calle, todavía hay gente que me mira y tararea la canción con la que gané el Festival. «Si todo el mundo hiciera una canción, que hable de paz, que hable de amor...». Me emociono cuando lo escucho.
El año pasado celebraba usted con su marido, Fernando Moreno, unas increíbles bodas de oro, ¿Dónde está el secreto de lo bien que se llevan?
Fernando es el hombre de mi vida. Cada día nos dedicamos una canción. Siempre recordamos todo lo que hemos vivido en estos 51 años, otra forma de vivir… yo con el mismo hombre y él con la misma mujer. El secreto de esta buena convivencia es un misterio. No puedo darte una fórmula porque no la sé. El respeto y la generosidad... Fernando y yo hemos discutido como cualquier pareja a lo largo de estos años, pero hemos sabido darnos nuestro sitio. No he sentido nunca la necesidad de tener que vender mi vida privada y me ha ido bien.
Le apoya usted tanto que hasta está con él en Somos Benalmádena, un partido político que han fundado juntos...
Es una opción independiente encabezada por la que fue concejal de la localidad por el PP, Ana Macías. Bueno, habrá quien dirá que a la vejez viruelas. Lo del salto a la política es estar apoyando este partido, del que ha sido ideólogo mi marido, y al que las encuestas dan ya tres concejales, porque Macías vale mucho. Decidió dejar el PP y conformar esta formación en la que estamos trabajando para conseguir resultados este próximo mes de mayo.
Y ya va a cantar usted hasta el himno del partido, del que ha compuesto la letra su esposo Fernando…
Es el himno de la alegría que sentimos con esta formación política de Somos Benalmádena. La ciudad que nos lo ha dado todo y donde me curé de una pena muy grande, como fue el dolor por la muerte de mi hijo Fernando, bailarín, de 41 años de edad, que se dirigía en moto a su escuela de baile y murió en un accidente fatal. Nosotros vivíamos en Madrid y los demás hijos nos veían llorar mucho... No te puedes reponer nunca de un golpe tan duro. Así que decidimos cambiar de paisaje y venirnos a vivir a la Costa del Sol, en nuestra querida Málaga. Y aquí nos quedamos. Benalmádena nos lo ha dado todo. Todos los días me levanto oyendo cantar los pájaros y viendo el mar.
¿Tiene mono de escenario?
Si te digo la verdad, no lo tengo. Yo sigo cantando para mis amigos y en aquellas ocasiones especiales que me pide el alma. Y a veces hago alguna inmersión en el espectáculo que me divierte, como hacer de maestra en una parodia para Netflix, en donde simulé ser parte de un «golpe» en la serie «La casa de papel» y me vio mucha gente. Me encanta este mundo. Si volviera a nacer, me dedicaría a esto una y otra vez. Es lo que me divierte y me llena el alma.
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