Feria de San Fermín

Una semana más una corrida menos

Castellón. Primera de la Feria de la Magdalena. Toros de Fuente Ymbro, justos de presentación y de poco juego, en conjunto. El mejor, el 4º. Más de media entrada. Matías Tejela, de grana y oro, entera (silencio); entera (oreja). Rubén Pinar, de gris perla y oro, entera (silencio); pinchazo, media (ovación). Abel Valls, de blanco y oro, estocada casi entera (silencio); media (silencio).

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No comenzó con la brillantez deseada la Feria de la Magdalena. Fundamentalmente, por el poco juego dado por los toros de Fuente Ymbro, ganadería triunfadora en el reciente ferial fallero, pero cuyos astados, una semana más tarde, contribuyeron en gran medida a que la tarde no fuera precisamente para el recuerdo.

 

De toriles salió un encierro de desigual de presentación con tendencia a la baja, con ejemplares anovillados, todos cómodos de cabeza. Mansos y rajados varios de ellos, como los lidiados en la primera mitad de la función que, tras su paso por el caballo, llegaron a la muleta desfondados y ahogados, buscando descaradamente las tablas y sin permitir a sus matadores el más mínimo lucimiento.

El cuarto también pareció seguir la misma pauta que sus hermanos, pero en el último tercio se reveló embestidor y repetidor. Si bien ahora Matías Tejela no terminó de acoplarse con él hasta el tramo final de su faena, yendo antes cada uno por su lado y abusando el torero de vaciar hacia fuera las embestidas de su oponente.

Con el quinto, se volvió a la cruda realidad, salió más engallado y apretado de carnes, pero asimismo cómodo de cabeza. Le costó mucho más ir al peto que irse de él comportándose como un morucho, sin fijeza alguna y sin querer saber nada de los luces. En la muleta tampoco tuvo especial empeño, acometiendo de manera muy forzada, entrando al paso y sin ninguna entrega a la franela.

Abell Valls recibió al que cerró plaza con cuatro verónicas rodilla en tierra sin que el tendido se inmutase ni dijese nada. El astado no se empleó en el caballo y apretó hacia dentro en banderillas, pero mostró mucha más alegría en el último tercio, sobre todo, por el pitón derecho, costándole mucho más por el izquierdo. También el torero castellonense estuvo muy dispuesto y decidido en un trasteo irregular e intermitente, en el que derrochó entusiasmo, pero al que nadie terminó echándole cuentas.