Barcelona

El PP acusa a Mas de culpar siempre al Gobierno de su mala gestión

El president ve «inconcebible» que Cataluña no pueda llegar a fin de mes

Alicia Sánchez-Camacho y Alberto Fernández, junto a la concejal Gloria Martín, remueven la fideuà popular
Alicia Sánchez-Camacho y Alberto Fernández, junto a la concejal Gloria Martín, remueven la fideuà popularlarazon

BARCELONA- Atrás queda aquel 14 de febrero de 2012, Día de San Valentín, en que CiU y PP cerraron, durante una cena en un hotel boutique de la plaza Sant Neri, uno de los rincones más románticos de Barcelona, el acuerdo para sacar adelante los últimos presupuestos del mandato de Artur Mas. En aquel entonces, nada hacía prever que fueran a ser las últimas cuentas de la legislatura. Las dificultades económicas, incluso, auguraban que los populares podrían haber apoyado unos terceros y austeros presupuestos diseñados por el conseller de Economía, Andreu Mas-Colell. Pero la deriva independentista de Artur Mas ha cambiado el panorama político.

El adelanto electoral para el 25 de noviembre y la decidida apuesta de Mas por celebrar una consulta soberanista ha hecho mella en la relación entre CiU y PP. Pero ambos partidos están obligados a colaborar. CiU gobierna en Cataluña y el PP en España. Y Cataluña está pendiente de que el Estado le transfiera los 5.023 millones del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA).

El Ministerio de Hacienda avanzó, hace dos semanas, 400 millones de euros a la Generalitat para saldar los vencimientos de deuda. Y el Govern esperaba esta semana la transferencia de 560 millones para pagar a los servicios concertados. El dinero del rescate llegará el próximo martes, y la Generalitat, que tiene graves problemas de liquidez, no ha podido abonar 387 millones de euros a los servicios concertados que mantiene con escuelas, hospitales y servicios sociales.

Mas, en su discurso ante las Joventuts Nacionalistes de Catalunya (JNC), denunció que es «inconcebible» el retraso del fondo de liquidez cuando Cataluña aporta una quinta parte de la riqueza del Estado, representa el 28 por ciento de las exportaciones, es la región donde se capta más inversión extrajera, donde se encuentran las empresas más innovadoras y líder en la acogida de turistas.

Mas lamentó que si Cataluña «tiene un déficit fiscal de 15.000 millones de euros cada año tenga que estar pendiente de si puede pagar con más o menos comodidad a final de mes».

El president utilizó como argumento que el Estado ahoga económicamente a Cataluña para defender su apuesta por la transición nacional hacia el ejercicio de la soberanía. Y la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, no dudó en acusar al president de intentar culpar al Gobierno de los problemas financieros de Cataluña por interés electoral. Desde el barrio de Les Corts, donde el PP participa cada año en las fiestas con una fideuà popular, Sánchez-Camacho llamó a Mas a gestionar sus recursos en vez de trasladar al Gobierno la culpa de todos sus males.

Visiblemente cansada de escuchar el mismo argumento en boca del gobierno catalán, anunció que «es la hora de decir basta, porque no se puede trasladar a la opinión pública que todo es culpa del Gobierno».

Sánchez-Camacho replicó que ni Galicia ni el País Vasco, que también están en campaña, utilizan el argumento de echar la culpa de todo al Gobierno. «Ellos gestionan sus presupuestos», añadió. Los actos de Mas y de Sánchez-Camacho no fueron los únicos, todos los candidatos tiene la agenda llena este fin de semana. La precampaña ha empezado.

 

Por un partido Barça-Madrid no politizado
«Una gran mayoría de culés –aficionados al Barça– de fuera y dentro de Cataluña no quieren la independencia», advirtió ayer la presidenta del PP en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho. Por ello, la líder popular pidió que hoy, en el encuentro entre el Barça y el Real Madrid en el Camp Nou, se dejen a un lado las ideologías y se evite politizar con el deporte. Y es que, según Sánchez-Camacho, utilizar el clásico para abanderar opciones políticas «ofende a los aficionados catalanes y a los del resto de España y del mundo». Por lo que pidió que en el estadio no se hagan ondear «esteladas» ni se canten consignas soberanistas.