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Kim Dotcom el millonario delincuente del Cadillac rosa

La Razón
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Nueva York- Kim Schmitz, de 37 años, o Kim Dotcom (Puntocom, en español) ha conseguido llevar un increíble nivel de vida gracias a sus delitos contra la propiedad intelectual. Su cuenta corriente está saneada, el lujo es uno de sus pecados y los coches de alto «standing», su pasión confesa. Posee dieciocho, entre ellos, un Rolls-Royce Phantom Drophead Coupe y un Cadillac rosa de 1959. Su extravagancia queda reflejada en las matrículas de éstos: «Mafia», «Fumado» o «Bueno y demonio». Schmitz nació en Alemania, pero también posee pasaporte finlandés y permiso de residencia en Nueva Zelanda. Está entre los diez neozelandeses más ricos, pero aún no ha podido hacer realidad su sueño (las constantes trabas de las autoridades se lo han impedido): comprarse una villa de 25 millones de dólares. ¿Su consuelo? Alquiló una similar y se dejó fotografiar en sus estancias como un nuevo rico más. Siente debilidad por las modelos, de las que se hace acompañar en actos públicos o cuando juega al golf, otra de sus pasiones. La Policía también ha intervenido 8 millones de dólares en varias cuentas de Nueva Zelanda. Según «The Wall Street Journal», el Gobierno de EE UU trabaja en una operación para intervenir sus propiedades, incluidos 175 millones de dólares, y otros fondos bancarios, fortuna con la que ha intentado construirse una imagen filantrópica donando dinero a los damnificados por un terremoto el año pasado. En 2005 ganó 375.000 dólares con la compra de acciones del portal de ventas LetsBuyIt cuando estaba a punto de declararse en bancarrota.


LA LUPA
Atrincherado con una escopeta de caza

La captura de este delincuente, como su vida, fue también de película. «No ha sido tan sencillo como llamar a la puerta», indicó Grant Wormald, detective de la Policía de Nueva Zelanda. La detención se produjo en una de las habitaciones de la casa, equipada como cámara de seguridad. El llamado «señor Puntocom» se hizo fuerte en esa sala blindada y activó los mecanismos de cierre electrónico de las puertas. Después, se atrincheró en otra con un arma similar a una escopeta de caza. Y esperó...