Oviedo

El primer emperador de China amplía su reino a Asturias

El primer emperador de China, Qin Shihuang, mandó construir un mausoleo para que todo su ejército y su séquito pudieran acompañarle en su viaje al otro mundo. Hoy, el equipo que investiga a sus guerreros de Xian ha tomado otra plaza para su emperador: el Premio Príncipe de Asturias.

Los Guerreros de Terracota, mundialmente conocidos como "Los guerreros de Xian"por el lugar donde fueron descubiertos, son un conjunto de unas 8.000 figuras de terracota a tamaño natural, entre soldados, caballos, escribas, concubinas y músicos que se enterraron junto a Qin Shihuang, que gobernó entre los años 221 y 210 a.C.Fueron hallados por casualidad en 1974 por unos campesinos de Lintong que buscaban agua en el monte Li, no lejos de la antigua ciudad de Xian, donde, según una antigua tradición histórica, estaba sepultado, bajo un montón de tierra, el primer emperador con su ejército: Una leyenda de la que daba fe aquella primera estatua hallada por los campesinos.La primera excavación comenzó en 1978 y finalizó en 1984: Se encontraron 1.087 figuras, entre ellas, en 1980, dos carros de bronce, con tiro de cuatro caballos, cada uno de los cuales está formado por más de 3.000 piezas.La segunda se inició en 1985 y se suspendió por razones técnicas, mientras la tercera empezó en junio de 2009 y su ejecución duró un año. Los guerreros descubiertos son sólo una parte del ejército que modeló el emperador.El resto, hasta 8.000, permanece enterrado en los alrededores del mausoleo y se estima que, en conjunto -mausoleo y tumbas extendidas por la zona-, ocupan una superficie de unos 60 kilómetros cuadrados.Se cree que el mausoleo tardó 38 años en ser construido por 720.000 esclavos. Según el historiador chino Sima Qian, Zheng tomó posesión del reino a la muerte de su padre, cuando sólo tenía trece años. A los 29, el joven Zheng ya había conquistado todos los estados colindantes con el suyo y adoptó un nuevo título, muy altisonante y nunca utilizado con anterioridad: Qin Shi Huangdi, que significa "primer augusto emperador de la dinastía de los Qin".Apenas asumido el título real, el emperador ordenó la construcción de su tumba, que debía ser copia del universo conocido y encerrar en sí todas las maravillas del mundo. Según la costumbre de la época, los nobles se enterraban junto a réplicas, pequeñas, de su servidumbre o sus ejércitos, en la creencia de así seguirían gobernando a sus ejércitos.Pero el descubrimiento de Xian excedía todos los moldes conocidos. En una gran cámara subterránea de forma rectangular, aparecieron dispuestos en 11 pasillos unas 6.000 estatuas de guerreros, carros y caballos de terracota: un ejército entero formado en posición de batalla.Las figuras de terracota, de tamaño algo mayor del humano, ya que rondan el 1,80 de estatura, estaban hechas por piezas y se sospecha -aún se está estudiando- que fueron réplicas de personas concretas. Todas las estatuas estaban pintadas de vivos colores, y la diversidad en la vestimenta y en el peinado evidenciaban la pertenencia a estirpes y etnias distintas.Los arqueólogos temen por la conservación de las figuras ya que, al desenterrarlas, el color se pierde, más o menos a las cinco horas de estar expuestas al oxígeno. Por esto, se está estudiando la técnica que permita mantener estos colores, y hasta que acabe dicho estudio, se ha pospuesto la extracción de otros guerreros.Considerados desde 1987 por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, una muestra representativa de estos guerreros ha viajado por numerosos países, entre ellos, España.