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La Razón
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El comisario de la UE, Michel Barnier, se ha referido a dieciséis bancos europeos que sería necesario recapitalizar. Y entre ellos, siete españoles, que no obstante pasaron los test de estrés del año pasado con nota en el intervalo del 5% al 6%. Se trata de Banco Popular, Banc Sabadell, Bankinter, Bankia, Banca Cívica, Novacaixagalicia y Caixa Ontinyent. El Banco de España no considera que sea necesaria esa supuesta recapitalización, y en su día el gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, valoró positivamente los resultados de las pruebas. O tenían el capital necesario o lo tendrían en el plazo fijado, como realmente ocurrió.
Por otra parte, fueron unos tests que discriminaron la verdadera situación de la banca española. En unas declaraciones ciertamente insólitas, el EBA (desde Londres) declaró que si España era el único país que tenía reservas «genéricas» en previsión de una morosidad de tipo general y no las específicas de la morosidad de cada caso, el organismo no podía incorporarlas, porque los demás países no las tenían. Y no las computó en las ratios de capitalización. Además, dejaron de considerar como capital las emisiones de obligaciones necesariamente convertibles en capital (recursos propios) con lo que, por partida doble, se penalizaron las ratios de nuestras entidades financieras y, entre ellas, las siete que aparecen en esta relación.

En realidad, el regulador español anticipó las medidas de Basilea III, con requisitos más exigentes sobre los recursos propios de los bancos españoles, lo que sin duda explica los buenos resultados que obtuvieron.

No es ningún secreto que los bancos franceses y alemanes tienen en cartera volúmenes elevados de deuda soberana de los países de la periferia de Europa, especialmente de Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España. La aplicación de un descuento a esas carteras supone cargas sobre las cuentas de resultados de los bancos que estén en esa situación. Tampoco se trata de primas de riesgo equivalentes, como ponen de manifiesto las cotizaciones diarias de los CDS. La banca española sólo tiene algunas posiciones de deuda soberana portuguesa, sin que suponga un peligro para su capital principal. Por encima de los datos objetivos, no obstante, no puede descartarse que en un período de elecciones generales se produzca una más incertidumbre. En cuestiones de liquidez y solvencia de los bancos, los políticos europeos que tienen la responsabilidad de velar por la confianza en las instituciones no contribuyen a clarificar la situación real cuando difunden las supuestas carencias de capital principal de bancos solventes.

*Catedrático de Banca y Finanzas Internacionales y ex decano de ESADE Business School