Almería

«Cambiar la e de euforia por la h de humildad»

La sensación general es que Rajoy sale con el mar en calma que le hubiera gustado tener en Valencia

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, aplaude junto a la regidora de Cádiz, Teófila Martínez
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, aplaude junto a la regidora de Cádiz, Teófila Martínezlarazon

SEVILLA-En cualquier convención el tiempo acude en tropel. En la del PP también. Los máximos dirigentes de la formación, los alcaldes, los militantes de base, se mueven por las instalaciones del hotel Renacimiento con ese ritmo ajetreado con el que danzan en torno a la cámara los personajes de las películas de Berlanga. Más de 3.000 van a pasar por la ciudad hispalense en estos tres días. Mientras Rajoy atiende las preguntas de los miembros de Nuevas Generaciones en el espacio Wiki, el alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez Comendador, la alcaldesa de Ciudad Real, el candidato del PP a las Palmas y el candidato a Alcorcón abordan en un foro de debate las perspectivas del Bienestar Social; en la cafetería se improvisan reuniones; la militancia reparte tortas de Gaviño, aceitunas y pistachos; y un joven del PP de Cabra, cámara en ristre, entrevista a la diputada al Congreso Soledad Becerril para apoyar al candidato Fernando Priego. Así es una convención.
Entre la multitud hay quien pasa desapercibido y quien levanta un molinillo de miradas a su paso. Son los casos de Francisco Camps y Alberto Ruiz Gallardón, aunque por razones distintas. Gallardón es el alcalde estrella. La foto con el regidor madrileño se cotiza alta. Uno de los primeros saludos lo intercambia con el candidato a la Alcaldía de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, y luego posan juntos ante un panel en el que está rotulada la palabra cambio. «Así, con las manos juntas», indican. A Gallardón le escolta de cerca el vicealcalde Manuel Cobo, pero eso no impide que a los pocos minutos de la instantánea con Zoido otro alcaldable andaluz lo pare para robarle otra foto. Probablemente sea un recuerdo para enmarcar en el despacho.
De lo que más se habla en los corrillos es de encuestas y de si Arenas puede realmente ser el próximo presidente de la Junta. El secretario general del PP, Antonio Sanz, dice ante cámaras y micrófonos que la reacción del partido ante cualquier sondeo, «incluso hasta los que nos daban 12 puntos de diferencia respecto al PSOE», es de «euforia cero». «Somos conscientes del trabajo que queda por delante. Sí hay ilusión, sí hay optimismo, porque tenemos las propuestas para salir de la crisis», pero Sanz prefiere «cambiar la ‘e' de euforia por la ‘h' de humildad».
En este terreno hay división de opiniones, aunque prima la contención. A un senador andaluz se le oye decir que una mayoría absoluta en las autonómicas es difícil – «la marca del PSOE aguanta mucho», desliza–. Esa misma tesis la sostiene un alcalde de capital de provincia al que Sevilla le queda a varias horas por autovía, mientras que otros altos dirigentes del Partido Popular sí ven que la victoria en 2012 está al alcance de la mano. A Teófila Martínez, que sabe lo que es tirar del PP en plena travesía del desierto, las cuentas le salen. Ella sí cree en la parábola entera del columpio, es decir, que se va a pasar de una mayoría absoluta del PSOE a otra del PP. Teófila, por cierto, tiene amurallada la mayoría absoluta en la capital gaditana. Lleva gobernando desde 1995, es la alcaldesa más votada de España, pero ayer en alguna conversación lo que se planteaba es si arañará uno o dos concejales más en las próximas municipales. Uno, dice Teo –porque a Teófila le dicen Teo– está «seguro». Quien no estaba ayer por bajar la guardia es el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, y por eso avisó a la militancia de que no vale amilanarse. «Zapatero –dijo– puede tener más vidas que un gato». Las declaraciones de Basagoiti tuvieron cierto ambiente y rondaron de boca en boca hasta que Mariano Rajoy, en la entrega de los premios a las buenas prácticas municipales, avanzó la noticia del día, que el PP va a plantear en el Congreso la revisión del sistema de pensiones de los diputados y senadores. La espita la abrió UPyD y ahora el Partido Popular también se va a oponer a que un currito necesite 15 años para obtener la pensión mínima, mientras que un diputado con 11 de servicio tiene garantizada la máxima. La exministra de Sanidad Ana Pastor da alguna idea más. Y, fuera de micrófonos, en este tiempo apresurado de las convenciones, propone que también se revisen las cuantiosas cesantías a las que tienen derecho diputados, senadores o parlamentarios autonómicos. Ese cabo vendrá después.
En realidad estaba previsto que Rajoy hiciera el anuncio de las pensiones en el «wiki encuentro» que tuvo con Nuevas Generaciones, pero al presidente del PP se le fue el santo al cielo hablando de la familia y de su hora diaria de deporte matutino.
Arenas y Rajoy cierran hoy por la mañana la Convención. El PP aún no ha presentado las conclusiones. En el ambiente hay una: que este mar en calma es el que le hubiera gustado a Rajoy en el Congreso de Valencia.