Málaga

El sueño de los muertos

La Razón
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Había una peli que llevaba el título de «No profanar el sueño de los muertos», que yo nunca vi, porque era de naturaleza miedosa y aquello iba de zombis o así. Pero hoy quiero referirme a muertos de verdad, a ésos cuya ausencia nos sigue persiguiendo por la huella que nos dejan, aunque nunca los hayamos conocido.Hoy quiero referirme a Pablo Picasso, un genio del siglo XX, cuya memoria, como tal, continúa siendo polémica. Y es que algunos biógrafos, frustrados por no poder encarnar la figura del personaje que diseccionan o, mejor, destripan, distorsionan la historia del mito para dañarlo y echarlo a rodar por los suelos, en la más absoluta de las impunidades. Hace unos días un periódico español aseguraba que, según un biógrafo británico que interpreta la historia como le viene en gana, Picasso negoció con el franquismo para exponer en España. ¡Retorciéndose de risa debe de estar en su tumba el genio de Málaga! Él estaba por encima del bien y del mal, y una exposición en España era tan intrascendente para su trayectoria que ni siquiera consideraba la propuesta que llevó a visitarle a la Costa Azul en los años 50 al crítico de arte José María Moreno Galván. Picasso prefería recibir las botellas de anís Machaquita que le llevaba personalmente Camilo José Cela, otro al que atribuyen también veleidades con el régimen de entonces, cuando lo que ocurría es que le tachaban los libros y tenía que publicarlos fuera de España. ¡Así se escribe la historia! Y así la cuentan los osados insolventes.