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Lectores por María José Navarro

La Razón
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Hoy, en otro intento por acabar conmigo misma, voy a hablar de los lectores. De los lectores de periódicos. Se preguntarán Vds. por qué he escogido este asunto, un tema que me puede estallar a mí misma en las manos y montar una zapatiesta, porque esos mismos lectores (de los que voy a escribir para decir que ya no son como los de antes) puede tomarme la palabra y enviar una notita poniéndome como un trapo. No me importa. Lo prefiero. Soy una mujer mayor intrépida y sumamente inconsciente. Prefiero que los lectores de periódicos recuperen algo que quizá nosotros mismos les hemos hecho perder. Me explico. Hace años daba gusto leer la sección «Cartas al director». Daba lo mismo si era de uno u otro diario, daba lo mismo si la publicación era local, nacional o comarcal. Los lectores de entonces se hacían preguntas, planteaban aspectos nuevos, discutían la línea editorial. Los lectores de entonces eran capaces de debatir durante semanas sobre la torrija de miel o la de vino, sobre si los cuellos de las camisas deben ir por dentro o por fuera del jersey, o si es mejor la loncha o el taco de jamón. Lo hacían con gracia, con humor, con mucho ingenio. Ahora, sin embargo, las aportaciones externas (alguna se salva, claro está) se caracterizan por la loa a favor de obra o por un enfado permanente. Eso por no hablar del tono de algunos comentarios de la versión digital. Quizá no sea culpa de Vds., la verdad. Quizá sea culpa nuestra. Culpa de nuestras columnas (alguna se salva, claro está), repletas de certezas y de infalibilidades, de verdades absolutas sin espacio para la duda. ¿Nos echan una mano?