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París se rasga las costuras

Cuando el pasado 1 de marzo, la casa Dior hizo público el despido de John Galliano, la mayor preocupación en el mundo de la moda no era qué iba a pasar con las colecciones prêt-à-porter de la maison, que también. La gran duda era qué pasaría en el futuro con sus colecciones de alta costura.

París se rasga las costuras. Giambatista Valli
París se rasga las costuras. Giambatista Vallilarazon

Pues bien: el momento más esperado –y temido por los seguidores incondicionales de la firma propiedad del grupo LVMH– llegó el pasado lunes con el comienzo de la Semana de la Alta Costura de París. Apenas se ha hablado estos días de otra cosa que no haya sido esa primera colección de Dior costura post Galliano. Y aunque el mundo «haute couture» no se ha acabado, la ausencia del gibraltareño sí fue notable. Basta echar un vistazo a los blogs «no patrocinados» para comprobar que esta primera colección en manos del que fue mano derecha de Galliano, Bill Gaytten, no ha satisfecho, aunque se aprecia un gran empeño por seguir con el legado de Dior en cuanto a dos elementos clásicos del código de la maison: la célebre silueta New Look y el recurso de la rosa, su flor preferida. Pero para quienes pudieran pensar que éste podría ser un recurso demasiado facilón, Gaytten trabaja sus arquitectónicos volúmenes con Frank Gehry, Jean-Michel Frank y el Grupo Memphis, famoso movimiento de ariquitectura y diseño industrial con gran influencia en la década de los 80. En cualquier caso, todo esto se traduce en una esperadísima colección tan colorista y llamativa como poco halagada. Se podría decir que está a años luz de las genialidades de quien fue su director creativo durante casi tres lustros. Queda claro: Galliano sólo hay uno. Que cada cual saque sus conclusiones.
El mismo día «D», de Dior, le tocó el turno para la primera colección de alta costura de Giambattista Valli, el otrora diseñador fetiche de Victoria Beckham (dejó de vestir del italiano cuando lanzó su propia firma). ¿El resultado? Una serie de looks aparentemente prêt-à-porter, pero de impecable factura y a base de exquisitas blusas, piezas de cóctel y maravillosos vestidos que destilan, sin molestar, aroma del más soberbio Valentino. El martes llegó el turno de otro grande en el punto de mira: Giorgio Armani. Las críticas que el italiano vertió durante la reciente semana de la moda masculina de Milán, dirigidas especialmente a las colecciones «ridículas» de Prada y Dolce & Gabbana, han sido contestadas en estos días por otro grande de la moda de lujo, en este caso Diego Della Valle, presidente del grupo Tod's. Sin embargo, las exclusivas propuestas de Armani Privé no han defraudado. Si en la última colección crucero, el admirado diseñador se inspiró en China, ahora lo hace en Japón. Todo un homenaje al país que aún sufre las terribles consecuencias del terremoto y que se interpreta en una interesante sucesión de sedas con artísticos prints, detalles en origami y esculturales tocados firmados por Philip Treacy.
Otro que no defraudó fue Ricardo Tisci y sus vestidos, casi todos en blanco total, para Givenchy a base de transparencias y detalles en 3D. Algo aburrido resultó el show de Chanel, definido como «más de lo mismo» por la crítica especializada, aunque su front row, con Anna Mouglalis, Carlota Casiraghi o Milla Jovovich, entre otras, ganó por goleada. Valentino, de la mano de Maria Grazia Chiuri y Pier Paolo Piccioli, sus directores creativos, volvió a sorprender con una de las colecciones que más celebrities lucirán a lo largo de la temporada, junto a las del libanés Elie Saab, maestro de la sofisticación más exquisita y, una vez más, autor de una serie de vestidos-joya nada pretenciosos, pero altamente lujosos. Igual que el siempre extravagante trabajo de Jean Paul Gaultier, creador de los más imponentes abrigos en napa de colores de esta exclusiva «fashion week» que cerró Azzedine Alaïa –que no desfilaba desde hacía ocho años– y exclusivo para un selecto grupo de clientes y periodistas.

El detalle. El siglo de las Luces
Dior (en la imagen superior), Lagerfeld, Chanel, Lacroix y Balmain son algunos de los protagonistas de una exposición en El Gran Trianon, en Versalles, destinada a mostrar la influencia del Siglo de las Luces en la creación de la moda del siglo XX. Otros modistos que hasta octubre pondrán allí su sello son Jean Paul Gaultier, Balenciaga (a la derecha, uno de sus modelos), Thierry Mugler y Alexandre McQueen junto a prendas originales de la época de María Antonieta, que les sirvieron de referencia en sus colecciones. La iniciativa es desvelar mediante la comparación de épocas el trabajo de investigación de los creadores del XX y XIX. El lugar elegido es el célebre edificio que hizo construir Luis XIV en honor a su amante, la marquesa de Montespan.