Pamplona

Triunfo y salvación de David Mora

Pamplona. 4ª de la Feria de San Fermín. Se lidiaron toros de Cebada Gago, bien presentados, el 6º, encastado y bueno; el 3º, manejable; y el 5º, de buen pitón zurdo. El resto, descastados y difíciles. Lleno. Francisco Marco, de verde botella y oro, estocada (silencio); pinchazo, estocada que hace guardia (silencio). Morenito de Aranda, de azul pavo y oro, estocada caída (silencio); media caída (silencio). David Mora, de azul purísima y oro, estocada desprendida, descabello (vuelta al ruedo); pinchazo, estocada, dos descabellos (oreja).Parte médico de David Mora: «Herida por asta de toro en pierna derecha, que afecta la musculatura del peroneo en 5 centímetros llegando al peroné; otra más en región axilar de 5 centímetros hasta el dorsal derecho, sin afectar estructuras vasculonerviosas; y un varetazo en el glúteo izquierdo». 

Mora resultó prendido dramáticamente por el sexto, que lo hirió en la axila
Mora resultó prendido dramáticamente por el sexto, que lo hirió en la axilalarazon

David Mora vino a por todas. Lo cantó pronto. Tan pronto que toreó bonito a la verónica, arrebujándose con el toro y acariciando el toreo bueno en la media que remataba al tercero, mucho más allá de los medios. El toro que había herido en el encierro matinal y justo en el ruedo. Pero Mora había dado el paso adelante y toda declaración de intenciones resultaba escasa. Bien sabía lo difícil que es hacerse escuchar en Pamplona, que más fuerza tiene el cantar que el toreo e imploró a todas las fuerzas de su orden espiritual para sobreponerse. Hacerse notar sin renunciar a los argumentos que le han traído hasta aquí. Menuda tarea tenía por delante. Y todo esto con un toro de Cebada Gago. Ni uno había embestido hasta ahora. Mora forzó la máquina, la suya y la ajena y quitó por chicuelinas mirando al tendido. Ahí estaba él para abrochar con una media de escándalo. Al breve prólogo muletero de rodillas le siguió una faena poderosa a un ejemplar que se dejó hacer, sin acabar de humillar, pero nada que ver con lo que llevábamos visto. Por ambos pitones hizo Mora faena serio, afianzado en sus convicciones y queriendo, como estigma de su porvenir. Se le augura bueno. La espada le vino lenta, fandangosa, y disipó un poco los resultados. En ese afán resultó herido en el gemelo, pero apenas trascendió a los tendidos. Ni un gesto ni una queja ni una concesión a lo fácil. Salió en el sexto con un drenaje. No se notó. Toreó cadencioso de verdad con el capote. No se escuchaban los olés con la música/alboroto, pero crujían por dentro... También en el quite por gaoneras que hizo David Mora. Sacado de la chistera. Lo mejor estaba por llegar. Comenzó Mora faena en el centro: era el toro un huracán en busca de la muleta. Y la encontró rotunda, por abajo, ligada y poderosa. Tenía el cebada mucho que torear; no todos hubieran aguantado el envite. Dos tandas diestras le salieron magistrales; el resto expectante, airoso, airado, torero. Cuando tenía el triunfo en la mano, se olía, se perfiló en la suerte suprema y entonces, estuvo a punto de precipitarse a los infiernos al resultar cogido por el pecho. Una y otra vez le zarandeaba el toro sin dejarle en libertad. Se sobrecogió Pamplona, esta vez sí. El miedo no rompía el silencio. Mora nos sacó del pasmo con inverosímil tranquilidad para tirarse de nuevo entre los pitones, idéntica verdad. El trofeo era suyo. Lo había sudado. La tarde era suya, había bordeado la tragedia para quedarse en la gloria. Eso queríamos pensar, que nada grave nos devolvería la enfermería.

Morenito de Aranda se las vio con un segundo que sabía dónde estaba el tema al descubierto. Se fue violentando y decidió el torero poner fin a la historia. Otra cosa tuvo el quinto, sobre todo por el pitón zurdo. Por ahí el cebada se desplazó sin echar malas cuentas; más bien buenas. Morenito quiso en una faena por ambas manos, eléctrico a veces.

Pocas opciones le quedaron al torero local Francisco Marco. Despachó a un primero con poca clase, que se defendía más que entregarse y pasó inédito con el cuarto, que tenía un metro de pitón a pitón, o lo parecía. Lejos de hacer méritos en la muleta el toro fue a peor y la faena tendió a la brevedad. Mora nos dio la tarde, menos mal... David Mora, con mayúsculas.