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El Gobierno no ve necesario aumentar el nivel de alarma terrorista

El Gobierno español no considera necesario elevar el nivel de alarma terrorista, ante la posibilidad de que Libia intente acciones subversivas en Europa y, en concreto, en nuestro país, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto.

En Casablanca, como en las demás ciudades de Marruecos se manifestaron miles de personas
En Casablanca, como en las demás ciudades de Marruecos se manifestaron miles de personaslarazon

El Ejecutivo, tras consultar con nuestros aliados y evaluar los datos de que se dispone, provenientes de los distintos servicios secretos, ha concluido que el régimen del coronel Gadafi carece de capacidad operativa para perpetrar atentados o actos criminales similares.

Bombas desde Yemen

En la actualidad, desde noviembre del año pasado, el nivel de alerta es de cuatro sobre ocho. Entonces, se elevó un punto como consecuencia de los intentos de atentado en dos vuelos de carga con mercancías enviadas a Estados Unidos desde Yemen. El grado de alarma pasó del nivel alto-intensidad baja, a alto-intensidad elevada.

El vicepresidente primero y ministro del interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, explicó que las Fuerzas de Seguridad habían aconsejado tomar esta medida en función de los datos que se tenían y de los intentos de atentado. En cualquier caso, recordó que en España «nunca se baja del nivel alto», dada la presencia de la banda criminal ETA.

Interior también había subido el nivel de alerta en marzo del año pasado, con motivo de la Presidencia española de la Unión Europea. Lo mantuvo hasta el 30 de junio, en que lo rebajó un grado.

Ahora, con motivo de la intervención armada en Libia, en la que participa España, no se ha considerado necesario elevar la alerta. El régimen del coronel Gadafi, que en los últimos años ha hecho gala de una cierta moderación y acercamiento a Occidente (es uno de los pocos paises que ha logrado acabar con la rama de Al Qaida que le amenazaba) tiene, sin embargo, una larga y siniestra tradición terrorista y de amparo a distintas bandas.

En su día, estableció contactos con ETA pero no llegaron a un acuerdo, ya que el dictador libio exigía que la organización criminal española cometiera, por encargo, atentados en Europa a cambio de la entrega de armas y dinero. Con otros grupos, como el IRA irlandés, si mantuvo reuniones fluidas.

Los datos que ha manejado el Gobierno español con sus aliados descartan, por falta de operatividad, que el dictador libio pueda buscar, en territorio europeo, mediante acciones subversivas, una respuesta a los ataques aéreos que está sufriendo. Las informaciones deben ser muy concluyentes para descartar este tipo de amenazas, dada la personalidad de Gadafi y la facilidad con que, en el pasado, ordenó atentados tan sanguinarios como el derribo de un avión norteamericano en diciembre de 1988, que costó la vida a 259 personas. La acción criminal fue perpetrada por dos agentes del servicio secreto libio.

Sin escrúpulos

La presencia de mercenarios en el ejército de Gadafi, la mayoría de ellos provenientes Ghana, Níger y Mali ( en estos dos últimos paises la actividad de Al Qaida para el Magreb Islámico, AQMI, ha sido muy intensa) configura unas unidades militares con un cierto de nivel de entrenamiento que, al igual que sirven para masacrar a la población rebelde o defender al dictador, podrían recibir otro tipo de órdenes. Por lo que se sabe, se trata de individuos sin escrúpulos dispuestos a todo por dinero.