Educación

Lo fundamental es centrarse en la calidad por Eugenio Nasarre

La Razón
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La nueva reforma educativa ha iniciado ya su andadura. El anteproyecto de ley contiene importantes y substantivas novedades, que ahora deben ser la base para un debate constructivo en el mundo educativo y en la sociedad española. El texto está abierto para ser enriquecido con las aportaciones de quienes participan en el mismo objetivo del proyecto: dotar al sistema educativo de herramientas potentes para mejorar los rendimientos de nuestros estudiantes, elevar los conocimientos, proporcionar más oportunidades y preparar mejor a los jóvenes para su incorporación al mundo del trabajo.

En este sentido, se refuerza el papel de la Formación Profesional, que tiene que convertirse en una vía privilegiada para el acceso al empleo. Se sientan las bases para impulsar en España el modelo de formación dual, en el que la participación de las empresas resulta fundamental. Este es el camino para un verdadero cambio en las dramáticas perspectivas laborales de los jóvenes.
Las evaluaciones nacionales externas constituyen uno de los ejes principales de la reforma. En todos los países que las tienen establecidas han producido efectos beneficiosos. En España representa un cambio de orientación de enorme calado, pues llevamos ya 40 años en los que prácticamente habían desaparecido. Las evaluaciones pueden ser determinantes para una mejora de la labor que realizan los centros educativos. Creo que todos somos conscientes de las enormes dificultades en las que los profesores desarrollan su labor docente, muchas veces en un ambiente que no facilita el estudio. Por eso, el espíritu de la reforma es devolver y reforzar los valores del trabajo, del afán por superarse, del gusto por aprender. Mediante las evaluaciones sabremos dónde estamos y en qué se deberá mejorar. Se producirán miedos ante este «cambio cultural», que tendremos que superar.

Para mejorar nuestra educación hay que centrarse en lo fundamental. Es lo que pretende el proyecto. Por eso, pone el acento en las llamadas materias instrumentales, en definitiva en los lenguajes, que son la base para la adquisición debida de los conocimientos. De ahí que sea un acierto suprimir Educación para la Ciudadanía en Primaria, ya que la formación cívica es una tarea educativa integral. Vuelve a su concepción clásica la Filosofía y se prescinde de asignaturas extravagantes como Ciencias para el mundo contemporáneo.

 Lo que resulta esencial es potenciar unas enseñanzas comunes que garanticen una formación a todos los españoles, en las que reciban la herencia común, los valores forjados en el mundo europeo a través de su historia, en las que las aportaciones de mundo clásico, la tradición judeocristiana y el pensamiento ilustrado son el fundamento de nuestra civilización. Por eso debe preservarse un lugar adecuado al estudio del Latín, ya en el curso previsto en el proyecto de «iniciación al Bachillerato». No olvidemos lo que una vez dijo Unamuno: «La cultura de un país es lo que se estudia en el Bachillerato».

El proyecto pretende dotar a los centros de un marco adecuado para que puedan desarrollar proyectos educativos de calidad, con mayor autonomía, siempre que haya una rendición de cuentas. Autonomía y rendición de cuentas son un binomio indisociable.

Y esta apuesta exige potenciar la dirección de los centros, con una mayor profesionalización de los directores y el incremento de sus atribuciones, lo que hace el proyecto con una solución acertada.

Tenemos una oportunidad para mejorar nuestra educación que no debemos desaprovechar.

 

Eugenio Nasarre
Diputado. Vpte. de la Com. de Educación del Congreso