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Arabia Saudí recibe a Ben Ali tras su fuga de Túnez

El presidente tunecino, Zine El Abidine Ben Alí, llegó anoche a Jeddah (Arabia Saudí) tras verse forzado a abandonar el país magrebí por el agravamiento de las revueltas callejeras en su contra, informó la Casa Real saudí en un comunicado difundido por la agencia estatal de noticia SPA.

Miles de manifestantes han vuelto a salir a las calles de la capital
Miles de manifestantes han vuelto a salir a las calles de la capitallarazon

En la nota, el gobierno saudí dice que debido a las excepcionales circunstancias que vive el pueblo de Túnez, donde el primer ministro, Mohamed Ghanuchi, ha asumido la presidencia interina, "han recibido en su país a Ben Alí y a su familia".

El jefe de Estado tunecino salió ayer del país norteafricano con rumbo desconocido, y en un principio se especuló con su llegada a Malta e Italia, países que negaron que Ben Alí estuviera en su territorio.

El Ejecutivo saudí expresa en el comunicado su deseo de que se alcance "la seguridad y la estabilidad"en Túnez, donde comenzó hace casi un mes una ola de contestación social sin precedentes que ha causado decenas de muertos.

Además, mostró su apoyo a "cualquier acción que beneficie a la población del hermano Túnez"y su esperanza a que se supere "esta difícil fase"de la historia del país.

El presidente tunecino se ha marchado del país tras la crisis política y social desatada en las últimas semanas. Las riendas del poder las ha cogido su primer ministro,Mohamed Ghannouchi, a quien Ben Ali le había encargado la formación de un nuevo gobierno tras declarar el estado de excepción y el toque de queda.Tras 23 años en el poder, el presidente de Túnez, Zine El Abidine Ben Ali abandonó el país a las 4 de la tarde. Así lo anunció el primer ministro, Mohamed Ghannouchi, quien a partir de ahora pasa a ser el presidente interino y quien prometió ser fiel a la Constitución.Horas antes se había proclamado el Estado de emergencia en todo el país. Las reuniones de más de tres personas estaban prohibidas y las Fuerzas de Seguridad podrían usar las armas si no se seguían sus órdenes. Un nuevo toque de queda se imponía de cinco de la tarde a siete de la mañana. Además, el aeropuerto de Túnez estaba controlado por los militares y la mayoría de las compañías internacionales cancelaron sus vuelos.Horas antes, cuando todavía no se había declarado el Estado de Emergencia, pese a que los tunecinos seguían las disposiciones de la Policía, los agentes no dudaban en apalearles y la orden que tan sólo un día antes había dictado Ben Ali –no disparar a los manifestantes– tampoco se cumplía. Túnez amaneció con al menos doce muertos más, 10 de ellos en la capital, según Reuters. Salma, una estudiante de psicología de 26 años, contó aterrada a LA RAZÓN que vio a la Policía matar a un hombre en el barrio de La Marsa durante la noche del jueves. El número de fallecidos se eleva, desde mediados de diciembre, a 80 según distintas organizaciones de Derechos Humanos.Miles de tunecinos habían salido desde las nueve de la mañana a la calle para poner en práctica otra de las promesas que el jueves por la noche hizo su presidente: «libertad total» de expresión. Convocados por los sindicatos, y sobre todo por jóvenes a través de Facebook y Twitter, el resultado fue una multitud gritando «Ben Ali, basta ya» o «Ben Ali, asesino» frente al Ministerio del Interior. «Lo del jueves fue un chiste», cuentan Ben Sail y Omar Lahmer, una pareja de 19 y 22 años. Para ambos, estudiantes de medicina, el problema no son los precios de los alimentos sino la falta de democracia en su país. «Ben Ali lleva 23 años en el poder y además es responsable de todas las muertes de los últimos días», dice Omar. Precisamente, en ese momento la consigna multitudinaria era «no es el agua, no es el pan, queremos a Ben Ali fuera». Madi es de los que más fuerte grita en plena avenida Habib Bourghiba. «Es un dictador, se tiene que ir ya». Cerca de él está Carla, de 18 años, quien dice que «tus padres y abuelos ya hicieron esto en tu país, ahora es el turno de Túnez». «Este movimiento es espontáneo, no somos de ningún partido político, queremos libertades», explica el abogado Kefi Abada, y añade que «no hay justicia en Túnez, ya que los jueces están involucrados en el poder y evitan todos los casos de corrupción».«Toda la gente que está en la calle es de distintas categorías sociales, todos estamos hartos de este Gobierno corrupto. Ricos, pobres, parados o médicos», dice Jarimi, de unos 50 años. Cerca, Mohamed, un joven de 26 años, que trabaja en el puerto de la Goulette, se acerca emocionado: «En toda mi vida había escuchado al pueblo tunecino decir lo que pensaba. Gracias por venir a mi país a darnos voz». Antes de que la Policía disolviera la protesta con gases lacrimógenos y extrema violencia, el ingeniero Hadi Bel Haj afirmaba que «es un día histórico en Túnez y en los países árabes. Los tunecinos hemos pedido libertad y justicia: éste es el primer paso». Egipto, Argelia o Jordania miran lo conseguido por los jóvenes tunecinos.Refuerzan la seguridad de la embajada saudí

Arabia Saudí ha asegurado hoy que se han tomado fuertes medidas de seguridad en torno a su Embajada en Túnez desde primeras horas de la madrugada, cuando el ex presidente tunecino Ben Alí llegó al reino wahabí, según la agencia estatal de noticias SPA.

La agencia saudí, sin embargo, no relaciona este incremento de la seguridad con el hecho de que Ben Alí, que ayer se vio forzado a abandonar Túnez por el agravamiento de las revueltas callejeras en su contra, haya sido acogido por la familia real saudí.

Las medidas de seguridad puestas en marcha en la puerta principal de la sede diplomática y en los alrededores incluyen carros blindados y unidades del Ejército, según la SPA.

Un comunicado de la Casa Real saudí confirmó anoche que Ben Alí y su familia habían llegado a Arabia Saudí debido a "las excepcionales circunstancias que vive el pueblo de Túnez".

El Ejecutivo saudí expresó en esta misiva su deseo de que se alcance "la seguridad y la estabilidad"en el país norteafricano, donde comenzó hace casi un mes una ola de contestación social sin precedentes que ha causado decenas de muertos.

Además, mostró su apoyo a "cualquier acción que beneficie a la población del hermano Túnez"y su esperanza a que se supere "esta difícil fase"de la historia del país.