Paraguay

Una acción de Iniesta es suficiente

Una acción de Iniesta es suficiente
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Paraguay nunca ha sido una selección fácil de eliminar en un cara a cara. Las dos últimas veces que llegó hasta las ronda del «ko» sus rivales tuvieron que sudar para derribarla. Y no eran unos enemigos cualquiera. En 1998, la Francia de Zidane, después campeona del mundo por primera vez, necesitó un gol de oro de Laurent Blanc para conseguirlo. En 2002 cayó ante Alemania, ante un tanto de Neuville en el ¡minuto 87! Son ordenados. En el Mundial de Suráfrica únicamente Italia había logrado marcarlos. Ni de penalti lo consiguió ayer Xabi Alonso. Bueno, sí a la primera, pero como tuvo que repetirse, a la segunda falló. España no fue una excepción. Tuvo que sufrir muchísimo, pasarlo mal, y esperar hasta el final para conseguir batir a Justo Villar. Cómo no, Villa lo logró. Ya es el máximo goleador del Mundial. Pero también, en cierto sentido, lo consiguió Iniesta. Los partidos con los paraguayos son complicados para los delanteros, que apenas pueden entrar en contacto con el balón; también para los defensas, que juegan al límite al corte y tienen mucho protagonismo en la elaboración del juego debido a la presión del rival. Un error se paga caro. Pero los que peor lo pasan son los centrocampistas. Siempre tienen alguien alrededor, una sombra, o dos o tres. No pueden moverse como saben. Estaba siendo un partido difícil para Iniesta y el resto de «bajitos». El «6» de España chocaba con los rivales paraguayos y salía despedido, no podía combinar con sus compañeros y le faltaba fuerza y puntería para tirar a puerta. No es su fuerte. Todos sus entrenadores han insistido en esa faceta del jugador de Albacete. «Sólo los futbolistas que marcan goles son los mejores del mundo», le insistía Luis Aragonés una y otra vez. También le preguntó a Pep Guardiola cuando se hizo cargo del equipo. Ha mejorado esa faceta año a año, pero sigue sin salirle de forma natural. En toda la pasada temporada sólo logró un gol. En Suráfrica sumó otro más.Lo que realmente le sale de dentro a Iniesta es dar pases, desatascar partidos con una jugada. Una aparición suya es suficiente. Por eso Vicente del Bosque lo mantuvo en el campo. Pese a que le costaba aparecer, a que no entraba en juego y no regateaba, el seleccionador español sacó a Pedro, pero no quitó a Iniesta, sino a Xabi Alonso. Dejó al «6» en el campo por si acaso y pese a que físicamente no está al ciento por ciento por sus continuas lesiones. Y entonces Iniesta cogió el balón de cara, con ventaja. Hizo un regate con suavidad y dejó atrás a tres rivales. «¡Tira ya!», fue el pensamiento de todos los españoles. Pero no, levantó la cabeza y vio que Pedro entraba por su derecha. Se la cedió como si nada, prácticamente sin mirar, con el exterior del pie. La jugada acabó en gol, aunque con mucho suspense porque el tiro de Pedro dio en el poste y el rechace de Villa tocó otras dos veces en los palos. Esa acción fue suficiente para que le nombraran el mejor jugador del partido. «Pero debemos seguir mejorando», asegura Iniesta. Alemania espera en semifinales, una repetición de la final de la Eurocopa. Pero esta vez da más miedo.