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Cuando España se llamaba Ispania sin hache

Ilustrar el impreciso y casi legendario momento en el que "España entra en la historia, por culpa de los cartagineses"es, según el escritor Arturo Gonzalo Aizpiri, el motivo que le impulsó a escribir "El heredero de Tartessos"(Imágica editorial).

El libro acaba de alcanzar su segunda edición tras un éxito "que no esperaba, aunque se trata de una época mítica y fascinante", según dijo Gonzalo a EFE. El texto novela el desembarco en el sur de España del ejército del general Amílcar Barca que busca conquistar nuevos territorios con los que compensar a su Cartago natal tras la derrota ante Roma en la Primera Guerra Púnica, pero se encontrará con la resistencia de la ciudad íbera de Hélice apoyada por el pueblo celtíbero de los ólcades.El autor precisa que la acción transcurre en Ispania, sin hache, por ser éste el término más próximo a la palabra fenicia considerada como origen etimológico de lo que los arqueólogos creen que los navegantes del este del Mediterráneo bautizaron como "la costa de los conejos"."Utilizar Hispania, con hache, nos hubiera remitido a la época romana, pero en la época de la novela, las legiones romanas no habían llegado aún a la península, y emplear Iberia, el término griego, tampoco serviría pues está asociado sólo a las tribus ibéricas, no a las celtas y a los celtíberos que también vivían aquí y protagonizan el libro y nuestra Historia", subrayó.El autor cree que la península ibérica "ha sido siempre una intersección, un cruce de caminos para distintos pueblos, que se mezclaban en mucha mayor medida y con más naturalidad"que en nuestros días, cuando la identidad "ha pasado a ser un factor de exclusión política y social en muchos casos".Ésta es la primera novela de Gonzalo, quien explica que "los seres humanos del siglo III antes de Cristo eran iguales que nosotros, tenían las mismas pasiones e intereses, aunque la lucha por los recursos era distinta".En este sentido precisa, que "nosotros buscamos petróleo, gas y otras energías mientras ellos necesitaban minerales, ganado y mano de obra, tanto para trabajar como para combatir". Gonzalo se ha mostrado contrario a la ola de "corrección política"que afecta a la Literatura contemporánea y que ha motivado iniciativas como la del Ministerio de Igualdad que firmó un convenio para impulsar talleres en los centros escolares cuyo objetivo es desterrar los cuentos infantiles considerados sexistas o violentos como "La Bella Durmiente"o "La Cenicienta"."Suprimir la historia cultural y literaria de la Humanidad porque expresa unos valores de un momento que no coinciden con los de hoy me parece una barbaridad", afirma, "es como si quisiéramos reescribir a Aristóteles porque tenía opiniones, hoy reprobables, sobre la condición femenina o la esclavitud, o reescribir el Quijote para suprimir lo políticamente incorrecto."