Manhattan

Violaciones varias

La Razón
La RazónLa Razón

La Fiscalía de Nueva York ha imputado formalmente a Dominique Strauss-Kahn, alias DSK, sucesor de Rodrigo Rato al frente del Fondo Monetario Internacional, «por un acto sexual criminal e intento de violación». Supuestamente, no llevaba ni la toalla encima cuando acorraló a una camarera en la habitación del hotel donde se alojaba en Manhattan. Luego salió por pies y le echaron el guante en el aeropuerto JFK. Naturalmente, él dice que es inocente, su abogado afirma que no es culpable y en Francia protestan porque con Strauss-Kahn el derecho a la presunción de inocencia se lo han saltado a la torera. Vamos, que le han tratado como si fuera un ciclista.

La diferencia entre el banquero y el pedalista es que el futuro candidato de los socialistas franceses tiene más credibilidad que los integrantes del pelotón, capaces éstos de firmar que fueron ellos quienes, reencarnados en Islero, mataron a Manolete. Mientras las autoridades americanas desentrañan el lío de DSK, los ciclistas han agachado la cabeza al enterarse por «L'Equipe», diario francés que organiza el Tour, de lo cerca que la UCI está de ellos. De cómo vigila su cartilla biológica, de cómo se mosquea cuando observa valores irregulares, de cómo persigue a los sospechosos y de cómo viola constantemente su privacidad porque no les tiene consideración alguna. Pero ellos, los que se dopan y los que no, callan, no se defienden como DSK, ni combaten a los traidores de McQuaid, responsable del deterioro permanente de la imagen del ciclismo.