Victoria Abril: «Me ha costado 50 años aceptarme»

Cinco de la tarde. Brilla un sol inusual en la capital francesa. La diseñadora catalana Sita Murt abre su tienda en el barrio judío y para ello cuenta con una madrina de excepción: «Me encanta el punto de las prendas de Sita. Cuando lo ves por primera vez crees que no vale nada, que son una baba. Pero en cuanto te lo pones te acentúa las curvas. Es maravilloso», asegura la que fuera musa de Almodóvar, con la naturalidad de la que hace gala.- Vive en la ciudad de la luz y está casada con el director francés Gérard de Battista, con el que tiene dos hijos. ¿Victoria Abril se ha afrancesado?-En Francia estoy muy a gusto. He montado mi vida aquí, mis hijos han nacido en este país es donde me encuentro más tranquila. Pero no me he olvidado de España, voy con frecuencia. Además, tengo un par de propuestas para volver a trabajar allí.-Hace tiempo que no la vemos en las pantallas, ¿tiene algún proyecto en mente? ¿Tal vez volver a cantar?-Sí, estoy trabajando en un proyecto propio con el que estoy muy ilusionada. Se llama Interlocal y lleva diez años esperando. Se trata de una gira de conciertos en los que interpretaré canciones propias.-¿Podremos escucharla interpretar bossa nova de nuevo?-No. En el espectáculo que preparo interpreto mis temas en varios idiomas: francés, inglés, italiano... Pero en portugués no. Con el disco que publiqué creo que fue suficiente.-Y ¿qué hay de las cámaras?, ¿volverá a ponerse delante de ellas?-Por supuesto. Estoy trabajando en un largometraje y en una miniserie en Francia.-¿De España no le llegan ofertas?-Tengo un par de cosillas sin definir todavía, pero es verdad que no me llegan muchas. Pero no me importa. Si no me llaman, me llamo yo.-Después de tantos años en el mundo del cine, ¿existe algún personaje con el que se haya sentido identificada?-Qué va. No hago cine para contar mi vida.-Este año cumple 51, ¿cómo se cuida?-Lo más importante es estar enamorada, tener una buena higiene sexual y que no te falte el trabajo. Ser feliz es el mejor botox del mundo.-¿No se haría ningún retoque?-Nunca me he planteado operarme. A los hospitales sólo voy para cosas serias. La cirugía estética es un engaña-bobos, empiezas por un arruguita y terminas por no reconocerte. La decadencia siempre está ahí, te puedes gastar una millonada para retrasar cinco minutos el reloj biológico, porque luego todo vuelve a caer. A mí me ha costado 50 años aceptarme tal como soy, así que no estoy para cambiarme por completo ahora.-¿Hace un balance positivo de este medio siglo? ¿Se arrepiente de algo?-No, todo enseña. Y los errores que cometes a lo largo de tu vida, más. No me arrepiento de nada de lo que he hecho. En mi profesión, debes lanzarte en paracaídas porque somos unos privilegiados. Ahora mismo no busco el triunfo, sólo estabilidad y trabajo, porque la gloria ya la he conseguido. Y varias veces.