Vitoria

El Baskonia como en casa

Los alrededores del Palacio de la Comunidad antes del estreno del Caja Laboral en la Copa parecían la Plaza de la Virgen Blanca en plenas fiestas patronales de Vitoria. El Baskonia es el único equipo que realmente se puede sentir como en casa en el torneo.

El pívot Stanko Barac machaca la canasta del Bilbao Basket
El pívot Stanko Barac machaca la canasta del Bilbao Basketlarazon

Pero sus casi 4.000 seguidores estuvieron muy cerca de abandonar la Copa antes de lo que pensaban. Después de dominar el partido ante el Bizkaia Bilbao Basket por hasta 15 puntos durante el tercer cuarto (55-40, min 28), la muñeca de Kostas Vasileiadis estuvo muy cerca de protagonizar la gran sorpresa de cuartos.

La Copa necesita a equipos como el Baskonia y a jugadores como el griego. Ellos hacen la competición realmente grande. Los seguidores del Caja Laboral pusieron el ambiente y Vasileiadis se empeñó en estropear el espíritu festivo que siempre acompaña a los vitorianos en esta cita. Anotó 31 puntos y lo hizo con muchas acciones imposibles. Siete triples llevaron su firma, aunque en el último minuto falló dos que pudieron cambiar el signo del partido. Anotó triples con el defensor colgado de su brazo, logró uno desde quince metros para cerrar el tercer cuarto y hacer creer a los suyos... Fue una pesadilla constante para todos los defensores que le asignó Dusko Ivanovic. Ribas, Marcelinho, que fue el que mejor le sujetó, y San Emeterio hicieron muchos kilómetros destrás del número 34 de los vizcaínos. El técnico baskonista es otro de los que viven los partidos siempre al límite. Entre que algunos de sus jugadores le exasperan –Logan y Barac se llevan la palma– y el recital anotador de Vasileiadis, sufrió como nadie.

El Caja Laboral llevó el partido muy controlado hasta bien entrado el tercer cuarto. Marcelinho es el guía del equipo. Es el único en el que realmente confía Dusko para dirigir a los suyos. Él mostró el camino y su equipo siempre fue por delante. Sólo hubo un paréntesis. Coincidió con la aparición de Vasileiadis en el segundo cuarto. Anotó nueve puntos casi consecutivos (30-31). Fue un anuncio de lo que esperaba en la reanudación. Después de que Teletovic llegara a la Copa con tres triples que impulsaron a los suyos a la máxima diferencia (55-40), Katsikaris dio carta blanca a su compatriota. Llegó su segundo acierto de tres; Jackson desbordó a los bases vitorianos y el escolta griego arrancó el último periodo como poseído.

La canasta imposible con que cerró el tercer parcial no fue casualidad. Vasileiadis juega con una fe ciega. Vive el partido al límite. Anima a la grada, dialoga con los árbitros, habla con su banquillo y entre toda esa actividad tiene tiempo para anotar compulsivamente. En el último cuarto sumó catorce puntos más y puso a su equipo por delante a cuatro minutos del final (65-66). Con el Caja Laboral al borde del KO, sólo dos buenas decisiones de Marcelinho evitaron que se consumara la sorpresa. Suyas fueran las dos últimas canastas en juego de los baskonistas. Vasileiadis intentó tres triples más, pero sólo conectó el último. Quedaban tres décimas. Era demasiado tarde para acabar con el espíritu festivo de los baskonistas.