La seducción inoxidable de Patti Smith

La mujer que en el neoyorquino Hotel Chelsea compartía pasiones de vida y de muerte con Hendrix, Burroughs o Godard , la única e irrepetible Patti Smith, hoy lúcida y plena de vida sexagenaria, forma ya parte de nuestra historia y también del futuro. Un cuarteto de rock sin fuegos artificiales ni quiebra alguna es el colchón sonoro sobre el que se impone su voz: el desafío que sus ojos y su atuendo lanzaban desde la portada de «Horses» (fotografía su alma gemela, Robert Mapplethorpe) sigue ahí y con su poder de seducción tanto para quienes podemos temer el zarpazo de la nostalgia como para quienes la descubren en Cartagena. Tocar la «Gloria»Siempre su voz, de la salmodia a la autoafirmación explosiva, y la continua celebración del público, con dos de sus dos inoxidables del álbum ya citado, «Because the night» y «Gloria», como grandes hitos. Un jalón más en una edición del festival cartagenero en la que no se abandonó, en las tres jornadas anteriores, el territorio de lo fantástico. Así el encuentro del colosal cantante azerbaiyano Ali Qasimov, con su hija Fargana como segunda voz y su banda, y la imparable formación de cuerdas, Kronos Quartet. Un universo musical producido en un cruce de caminos en el que se perciben las influencias persas, árabes y otomanas. Y dos de los grandes colosos de las músicas africanas en proyectos especiales. La kora (arpa africana) del maliense Toumani Diabate con las cuerdas y vientos de la Sinfónica Región de Murcia en el primer paso de algo tan nuevo como la unión de Mali y el arte sinfónico europeo. Y el senegalés Youssou N'Dour con su aportación al reggae africano contenida en «Dakar-Kingston». Y haciendo sólo referencia a lo más granado de un cartel que ha ofrecido otras músicas apreciables en esta su segunda semana. Excelso sin pausa.