Túnez

Fuera de control

La Razón
La RazónLa Razón

La conjunción de crisis económica, más corrupción, más desocupación, más ausencia de libertades da lugar, generalmente, a protestas de ciudadanos que se sienten frustrados ante la desatención y el fracaso de sus gobernantes, incapaces de comprender las demandas populares.

Esto sucede en Túnez desde hace un mes y se ha conocido internacionalmente a través de unos disturbios en los que han muerto al menos 66 personas. El Gobierno tunecino, convencido de poder controlar la situación, se negó a aceptar que se trataba de una rebelión en toda regla.

Sin embargo, ante la expansión geográfica de la sublevación, no ha tenido más remedio que dar respuesta a las exigencias de los ciudadanos, para los que ha prometido crear 35.000 puestos de trabajo y también adoptar medidas para atajar la corrupción.

Pero ya es tarde porque a las acciones de protesta se han sumado saqueadores y toda esa clase de especímenes que se apuntan al descontrol general. Por eso, ayer, el presidente decidió dar un golpe de timón para calmar las aguas y destituyó al ministro del Interior. También anunció la puesta en libertad de todos los detenidos desde el inicio de las protestas.

Este anuncio, que atiende a las peticiones de la UE y de la oposición, no ha detenido a los manifestantes, y prácticamente en todo el país se ha decretado el toque de queda. Túnez obtiene importantes ingresos del turismo y ahora las revueltas restarán turistas, al menos a corto plazo.