Pakistán

El Papa pide la libertad de la cristiana Asia Bibi

Llama a la «restitución de las libertades» en Pakistán, donde hay presas otras 15 católicas

El papa Benedicto XVI saluda a un bebé y a los devotos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano durante la audiencia pública de los miércoles
El papa Benedicto XVI saluda a un bebé y a los devotos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano durante la audiencia pública de los miércoleslarazon

CIUDAD DEL VATICANO- Como le pedían los obispos paquistaníes, Benedicto XVI ha intervenido en el caso de Asia Bibi, la cristiana condenada a la horca por una supuesta blasfemia contra Mahoma. Al final de su tradicional audiencia de los miércoles, Benedicto XVI expresó ayer su «cercanía espiritual a la señora Asia Bibi y a sus familiares» y pidió que se «restituyan todas sus libertades cuanto antes».
 
El Pontífice afirmó además que espera que «se respeten los derechos» de todos aquellos que se encuentran en «condiciones similares». Ante los cerca de 30.000 peregrinos congregados en la plaza de San Pedro animó a la «comunidad internacional» a tener en cuenta «la difícil situación en la que se hallan los cristianos en Pakistán, donde a menudo son víctimas de violencia y discriminaciones».

No es gratuito el llamamiento del Papa a las autoridades paquistaníes para que «restituyan todas las libertades» a las otras personas que se encuentran en situaciones parecidas a la de Bibi. Según ha revelado la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Pakistán (CEP), al menos otras quince cristianas de este país han sido condenadas desde 1987 hasta 2010 en virtud de la ley que castiga la blasfemia. La cifra podría ser mucho más alta, ya que gran parte de los casos se quedan en la intimidad familiar y por tanto no son contabilizados por la CEP. Hay además otras dos condenadas que no son cristianas: una es musulmana y otra hindú.

La agencia Fides, dependiente de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, recoge alguna de las historias de estas quince víctimas de la locura y estulticia de la ley. Una de ellas es Zaibul Nisa, de 60 años, condenada a pasar 14 años de cárcel porque un vecino la acusó de haber desacralizado el Corán. A la Justicia no le hicieron falta pruebas para dejarla desde 1996 hasta el pasado mes de julio confinada en el ala de enfermos mentales del hospital de Lahore.

Otra de estas quince cristianas es Naseem Bibi, una mujer del distrito de Kasur casada y con tres hijos. Su vida se torció en 2006 cuando intentó evitar que un grupo de jóvenes musulmanes pintara una cruz en un contenedor de basura. Los muchachos la insultaron y luego pusieron en bandeja a las autoridades su encarcelamiento al llenar de excrementos una imagen de la Kaaba y asegurar que era obra de Naseem Bibi. El suceso le costó nueve meses de cárcel, donde sufrió violaciones y maltratos físicos. Su liberación llegó porque las autoridades afirmaron al final que era inocente.

La persecución a estas mujeres afecta también a sus propios hijos. Rubina Bibi y su bebé de un año y medio han pasado este año cinco meses en la cárcel porque un vecino afirmaba que había insultado a Mahoma. Al final un tribunal decidió que el acusador había mentido. Zaibul, Naseem y Rubina, como Asia, son sólo la punta del iceberg de la persecución que sufren los cristianos en Pakistán y otros muchos países de Oriente Medio.