Barcelona

Griñán: «Los 426 no se eliminan es que no se prorrogan»

El presidente de la Junta recuerda que hay compañías españolas que gestionan aeropuertos europeos.

El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, durante su comparecencia de ayer en el hotel Intercontinental de Madrid
El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, durante su comparecencia de ayer en el hotel Intercontinental de Madridlarazon

MADRID- A las nueve de la mañana en el hotel Intercontinental de Madrid, Griñán compareció en los prestigiosos desayunos de Europa Press. Y el Salón Albéniz no estaba nutrido por el poder económico y financiero de la capital. Se definía por la presencia de socialistas andaluces (José Antonio Viera, Luis Pizarro, Mar Moreno, Rosa Torres, Micaela Navarro), ministros y seudoministros (Rosa Aguilar, Valeriano Gómez, Cristina Garmendia, Bibiana Aído, Gaspar Zarrías), felipistas en barrica (José Luis Corcuera y Carlos Solchaga) y al fin, empresarios de la región con delegación en Madrid. El discurso central del presidente, una amalgama de buenas intenciones y negación de evidencias, pivotó sobre el «valor España». Aquella vieja teoría de Castilla del Pino («Andalucía le presta a España las señas de identidad que a ella le sobran»), fue reverdecida por Griñán. «Los andaluces no trabajamos en exclusiva para nosotros mismos sino que lo hacemos para el conjunto del país». Y lo justificó con actitudes históricas (28-F) y la obligación de que Andalucía marque la pauta de la indispensable cooperación entre comunidades como única vía para escapar de la crisis. No obstante, para el líder andaluz, esta vaga idea de la cooperación interregional descarta tajantemente que el Estado recupere competencias centrales o cierre el ciclo de transferencias autonómicas. Es, como se ve, una muestra de buenas intenciones.
Griñán subrayó que no ha vivido jamás una crisis como ésta y sin embargo, minimizó el estrangulamiento del Estado por los mercados porque «Zapatero ha garantizado la estabilidad gubernativa para los próximos 18 meses» con el pacto de Gobierno que sustentan Coalición Canaria y el PNV. «No hay que hacer las reformas sometidos a la presión de los mercados, sino atendiendo al mantenimiento de la protección social y la economía social». Tal afirmación, llegó un día después de que Zapatero anunciara nuevas medidas, sometido al dictado de los mercados. En este punto, el juego retórico de Griñán desbordó lo surreal cuando, pese a reconocer que las nuevas medidas de Zapatero sólo las conocía por el eco de la prensa, las avaló sin fisuras. «La ayuda de los 426 euros no desaparece, es que no se va a prorrogar». Adivine el lector cuál es la diferencia. Y remachó el presidente: «Ahora, lo importante son las políticas activas de empleo y que cada uno de los desempleados pueda tener un itineario formativo y de empleo que lo lleve a mejorar su calidad de vida». Para ello apostó por la intermediación privada («las empresas privadas intermediarán pero no supondrán un coste para el demandante de empleo») y la reforma del SAE. Sobre esta reforma el consejero de Empleo, Manuel Recio, se comprometió, hace dos meses, a tenerla lista antes de finalizar el año. Los datos de paro del mes de noviembre, publicados ayer, elevaron a 921.000 el total de desempleados andaluces, muchos dependientes de la ayuda de los 426 euros. Griñán también consideró oportuna la privatización de los aeropuertos de Madrid y Barcelona y la gestión de éstos por parte de empresas privadas, «se mantiene el control del espacio aéreo y la mayoría del capital. Y tengo que recordar que hay empresas españolas que gestionan aeropuertos europeos. Tampoco pondría objeciones si se privatizara un aeropuerto andaluz, como el de Málaga», dijo el presidente. Esta nueva decisión del Gobierno de Zapatero contrasta con el empantanamiento del Plan de Aeropuertos Nacionales. Un proyecto para la gestión y la mejora de la calidad de los servicios de los aeropuertos nacionales que fue diseñado cuando la titular de Fomento era Magdalena Álvarez y que José Blanco ha dejado guardado en el cajón, dando paso antes a la privatización de infraestructuras obligado por la necesidad de hacer caja.
Por último, Griñán culpó a la Iglesia y a la dirección de Cajasur de que Andalucía no pueda disponer de un gran caja. «En estos días, el Banco de España ha imputado tres faltas muy graves a los consejeros de Cajasur. A mí me hubiera gustado que hubiera amenazado antes a los responsables de esta caja, porque el proyecto de Unicaja, Caja de Jaén y CajaSur hubiera dado un buen resultado». Además, se sacudió toda resposabilidad en el fracaso de la caja única y restó importancia a la última alianza de Cajasol: «Seguirá operando desde Sevilla», dijo.