Atlético de Madrid

Roma

Coronación en el Olímpico (1-3)

El Atlético, con alma y buen juego, da una lección en Roma y se muestra muy superior al Lazio. Adrián y Falcao, en dos ocasiones, goleadores

Coronación en el Olímpico (1-3)
Coronación en el Olímpico (1-3)larazon

El bautismo europeo de Simeone fue sobresaliente. El Atlético jugó un gran partido en el Olímpico, tumbó al Lazio y dio un paso de gigante para estar en los octavos de final de esta competición, que se presenta emocionante y entretenida a tenor de los equipos que ahora participan.

¿Miedo a Italia? Jugar contra los italianos siempre crea dudas, resquemores y algún temorcillo, aunque el «calcio» está de capa caída y que el Lazio sea tercero es buena prueba de ello. Los laciales fueron inferiores al Atlético, que les dio un baile y que minó su resistencia futbolística a base de buen juego, de tener las ideas muy claras y de un sentido colectivo del juego que Simeone ha sabido inculcar a su tropa.

Una tropa que comanda el mariscal Diego y que supo sobreponerse al error de Courtois, que propició el tanto de Klose cuando los rojiblancos habían entrado mejor en el partido, habían tenido dos ocasiones –una de Falcao y otra de Adrián– y eran dueños del balón, de las ideas y del criterio para manejar el encuentro y obligar al Lazio a correr y correr detrás de la pelota.

Espléndidos en defensa Miranda y Godín, el trabajo de Mario y Gabi fue clave para mantener el equilibrio tanto en defensa como en ataque. A su lado era Diego el jefe de operaciones, con Koke –ayer le ganó el puesto a Arda– como avezado lugarteniente. Arriba, Falcao y Adrián forman una sociedad perfecta. El asturiano es generoso en sus desmarques y en sus pases medidos para que el colombiano, muy comprometido, remate.
 
Marcó Klose, y Simeone pidió calma. Y sus jugadores entendieron el mensaje y siguieron con los mismos argumentos. Así un centro de Juanfran lo ganó Falcao por el aire y Adrián lo llevó a la red. El empate de la fe, de la consistencia y de la confirmación de que el cambio que se ha producido en el Atlético es abismal. Con toque, con profundidad por las bandas –muy bien Juanfran y Filipe– el equipo insistió y Falcao hizo el segundo gol ante un rival que no esperaba, quizás, la lección rojiblanca.

Además, al Atlético de ayer todo le acompañó. Y cuando el Lazio había metido una marcha más y la defensa rojiblanca tenía que emplearse para no sufrir ante el empeño de Hernanes, Ledesma y Klose, una perfecta combinación de Diego, Adrián y Falcao la resolvió éste con el tercer gol. Era la puntilla para los italianos, que ya no se repusieron del golpe y vieron cómo el Atlético controlaba en el tramo final.

Simeone había refrescado el equipo con Perea, Arda y Salvio y el Atlético terminó jugando en el área del Lazio, que claudicó, bajó la guardia y asumió su inferioridad ante un rival al que Simeone le ha dado alma, corazón y lo que es más importante: buen juego.