Barcelona

Indignidad

La Razón
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He criticado muchas veces a Artur Mas, pero hoy sólo puedo decir que estoy de acuerdo con sus declaraciones de ayer, cuando dijo que «una cosa es estar indignado y otra actuar con indignidad». Ciertamente casi todos hemos hablado bien del movimiento 15-M en sus comienzos, pero una buena mayoría de ciudadanos coincidimos ahora en que la evolución del movimiento es errática, equivocada en planteamientos y cada vez más propia de «okupas lumpen» antisistema que de gente que quiere de verdad aportar razones para mejorar una democracia que puede y debe ser mejorada. El espectáculo dado por los «indignados» de Barcelona, abucheando, persiguiendo y tratando de impedir la entrada de los diputados al Parlament, no merece otro calificativo que el de «indigno», y por eso creo que el presidente de la Generalidad tiene razón al reprochar que se actúe con tanta indignidad. La democracia que tenemos en España no es la mejor del mundo y debe avanzar en numerosos ámbitos. Pero nos costó mucho conseguirla tras 40 años de dictadura como para que ahora la pretendan dinamitar desde la calle quienes no aportan más solución que la descalificación genérica contra banqueros, empresarios o políticos. A la calle se puede y se debe salir a protestar, pero la calle no puede estar por encima de las urnas. Varios cientos o miles de «indignados» no valen más que millones de ciudadanos que expresan su indignación votando democráticamente en elecciones libres.